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Ancelotti: este sabio viene para quedarse

“El juez es el campo”. Esa frase se ha quedado grabada en letras de oro en la primera comparecencia de Ancelotti en conferencia de Prensa, en este celebrado revival que está viviendo el madridismo con el regreso del italiano. Una frase que destierra los temores de los que no le conocen bien y se empeñan en ponerle la fama de ser blando con los jugadores. Carlo viene para ganar, no para recordar lo bien que se vive en Madrid frente al maravilloso parque de El Retiro. Cuando se fue la primera vez, al perderle la confianza Florentino tuvo la sensación de que el club había interrumpido algo que llevaba camino de ser muy bonito (una Champions y una semifinal en dos cursos no es cualquier cosa). Ahora llega, como ganador que es, con afán de rescatar esa ruta del éxito que en su primera etapa en el Bernabéu le llevó a sumar en 2014 una colección impagable de éxitos: La Décima, la Copa ante el Barça, el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. Un póker que en su segunda temporada estuvo acompañado de una racha de 22 triunfos consecutivos. Que venga otro y lo mejore…

Carlo estuvo cariñoso y justo con Zidane (“Ganó tres Champions en un rato. Lo que hizo fue increíble”), emplazó a Sergio Ramos a una charla personal (“Ha sido fundamental en los éxitos cosechados estos años por el club. He de hablar con él”), con el estilo (“La historia del Madrid pide un fútbol intenso y espectacular, y es lo que voy a intentar”), con Hazard (“Éste debe ser su año por fin”) o con mi admirado Vinicius (“Tiene que meter más goles”). Amen a todo, Carletto. Pero lo mejor es lo que dejó para cómo manejar la acumulación de veteranos y vacas sagradas, incluido el regreso de Bale (“les tengo cariño, pero el juez es el campo”).

Y no perdió su habitual sentido del humor mamado en su pueblo, Reggiolo, en la Emilia-Romaña: “Veo que después de seis años los periodistas sois los mismos. ¡En el Madrid solo cambian los entrenadores!”. Y empezó a partirse la caja. Ese es mi Ancelotti, el mago de la Décima que trae una sonrisa en tiempos del cólera y de falta de títulos. Hagamos caso a este hombre y déjenle trabajar. Sabe mucho de fútbol y de seres humanos. La mezcla perfecta para ser un magnífico entrenador.