Un podio que pudo ser más
Carlos Sainz subió el domingo a su tercer podio en el Mundial de Fórmula 1: tercero en Brasil 2019, segundo en Italia 2020… y otra vez segundo en Mónaco 2021. Sólo falta la victoria, que también llegará. Todos los podios son especiales para el madrileño. El primero, porque fue el primero. El segundo, porque ascendió un peldaño y acarició el triunfo. Ambos con McLaren. Y este tercero, porque añade dos ingredientes únicos a los dos anteriores: Ferrari y Montecarlo, una escudería y un escenario míticos. Historia, leyenda y glamur de la F1. El resultado es de piloto grande, sin duda, pero no deja de ser un segundo puesto. Y eso se nota en las declaraciones de Sainz, que por segunda vez se marcha de un circuito con la sensación de que ha perdido "una gran oportunidad" de alzarse con el éxito. Ya le ocurrió en Monza, cuando secundó a Pierre Gasly. Y ahora cierra con el mismo pálpito, después de comprobar cómo había rodado el Cavallino Rampante durante los libres y la clasificación. El accidente de Charles Leclerc, el sábado, privó a Ferrari de un domingo glorioso. Y Carlos lo sabe.
Si el monegasco y el español hubieran ocupado la primera fila, habría que haber visto en qué orden, la victoria difícilmente se le hubiera escapado a la Scuderia en un circuito donde los adelantamientos son casi misión imposible. Leclerc logró la pole, pero no pudo gozarla por una avería. Y Sainz ni siquiera dispuso de la opción. En cualquier caso, vivir de lo que pudo ser y no fue no conduce a nada. Hay que analizar el resultado con perspectiva. Al inicio de la semana nadie apostaba por Ferrari peleando por el GP de Mónaco. Hay que valorar ese salto, que devuelve a los de Maranello a la cabeza. Y aunque cada circuito es un relato diferente, y será complicado que el dominio se repita, siempre supone una inyección de moral y de credibilidad. Ferrari ha vuelto al podio. Y Sainz sigue subido a él.