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Como Séneca en la bañera

Valladolid

Séneca fue un filósofo, político y escritor romano que fue condenado a muerte por el emperador Nerón, que había sido su discípulo. Al conocer la noticia, el patricio romano decidió, por dignidad, quitarse la vida; para ello primero se cortó las venas intentando desangrarse, pero como el proceso era lento, pidió al médico que le diera veneno (cicuta), pero no funcionó, así que se metió en una tina de agua caliente y el vapor que emanaba lo asfixió pues era asmático, además de propiciar que la muerte fuera indolora.

El Real Valladolid hace tiempo que se tomo su propio veneno y hace tiempo que lleva desangrándose en la bañera sin que nadie ponga remedio a sus heridas, que son muchas y variadas, la diferencia es que aquel eligió morir y a este nadie le ayudó a vivir. Aunque podamos apelar de forma ingenua al milagro, lo cierto es que la tragedia se ha ido escribiendo día a día, con el juego, el rendimiento, los resultados, las alineaciones, las lesiones, los cambios, la imagen de muchos partidos y el infortunio que no ha sido poco. Pero nadie ha querido parar esta deriva, que siendo peligrosa, podría haberse evitado.

Los males de este equipo han comenzado cuando la base de otras campañas, la defensa, ha fallado estrepitosamente. Es imposible salvarse cuando encajas en 34 de las 37 jornadas disputadas. Es raro que el Valladolid no haya tenido que remar contra el marcador o cuando lo ha tenido a favor, ha encajado para fastidiar el festejo y perder los puntos. El técnico no ha sabido cortar una sangría letal que terminará con el descenso este sábado... si los jugadores blanquivioleta, el Valencia y el Athletic no lo remedian, demasiados factores en la ecuación.

El tema de las lesiones es llamativo. Un equipo que antes del confinamiento era, con cifras en la mano, de los que menos lesiones sufrían, pasó tras esos tres meses de encierro a ser uno de los que más lesionados ha tenido, lacra de esta campaña sin duda. Esas lesiones también han influido en el desenlace final. En ese capítulo físico hay que añadir que en muchas ocasiones el conjunto se ha caído y casi nunca ha conseguido regularidad en los 90 minutos, desperdiciando en ocasiones la segunda o la primera mitad.

Todo esto ha de verlo el técnico, por encima de él, el director deportivo, más arriba las manos derecha e izquierda de Ronaldo y en última instancia, o tal vez en primera, el propio presidente del club que es el que tiene la última palabra. El problema es que el brasileño parece ajeno a lo que está ocurriendo, su falta de acción ha acabado con el proyecto en Primera (salvo milagro impensable). Ahora a esperar al sábado y después a planificar el retorno, el espejo debe ser el Espanyol, aprovechar el efecto rebote y que el paso por el infierno sea lo más corto posible, que el Real Valladolid no sea un 'Séneca' que se vaya desangrando lentamente y que termine como el Depor o el Numancia... seguro que no.