Nunca antes, en 24 visitas al Barça, fuese al viejo Les Corts o al Camp Nou, había sacado un solo punto el Granada. Esta vez tampoco se esperaba. El Barça volaba hacia el liderato y el Granada parecía tener la temporada hecha, con su buena campaña en Europa y sin gran cosa ya que temer ni que esperar de LaLiga. Y fue a ganar el día menos esperado, dando la vuelta en el segundo tiempo al gol del Barça en el primero, obra de Messi en gran combinación con Griezmann. Un gol que premiaba la superioridad del Barça en el primer tiempo, con un Busquets lúcido, un Ilaix de gran despliegue, un aire de relajada seguridad propio de un líder.

Al descanso el Barça era líder. Siguió buscando el gol, quizá con demasiado descuido de la parte trasera. Los dos goles del Granada fueron buenos, pero por lo bien que aprovecharon los descuidos. Luego, Koeman llenó de delanteros el área del Granada, con Piqué al frente, consiguiendo que se estorbaran los unos a los otros. Tan malhumorado llegó a estar que fue expulsado por enredarse con el cuarto árbitro. El líder del descanso era tercero al final. Atlético, Madrid y Sevilla quedan con más boletos de los que pensaban que tendrían a esta hora. El Granada les ha hecho un gran favor, y de paso puede echar cuentas para volver a Europa.

Del Camp Nou nos fuimos a La Cerámica, donde lucía un gran mensaje de ilusión: ‘Nuestra historia, nuestro sueño, nuestro momento’. Hace 15 años el Villarreal tuvo a mano la final de la Champions justo ante el Arsenal. Esa ilusión voló con un penalti fallado por Riquelme en el último instante. El partido de anoche pretendía enterrar aquel mal recuerdo, pero nos deja una sensación equívoca. Toda victoria es buena, pero... La cosa estaba 2-0 cuando el Arsenal se quedó con diez por expulsión de Ceballos. Pensábamos en el 3-0 cuando Saka fabricó un penalti que selló el 2-1. Un colchón pequeño para un viaje muy difícil. Lástima.