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El City ganó la batalla de los dos jeques

La otra semifinal evacuó ayer su partido de ida en París. Guerra de jeques. De un lado, el de Qatar, con sus coruscantes Neymar y Mbappé como estrellas de la noche. Del otro, el de Abu Dabi, con Guardiola como capitán general de su lujoso ejército. Dos clubes-estado, según la expresión de Tebas, que vienen sorteando el Fair Play Financiero y tiran de gas o de petróleo cuando hace falta, como una especie de turbo económico. Ahora circula que el PSG le ha puesto a Messi enfrente una oferta mareante. Respecto al City, no ha regateado medios para darle a Guardiola lo que pida a fin de poder levantar por fin la linda y deseada. La Champions.

La primera batalla la ganó el City, con un gran segundo tiempo, el anvés del primero para los dos equipos. Al descanso se llegó con ventaja del PSG, merecida por su superior juego, y hasta corta. El City manejó a ratos, pero no lució el juego rápido y arriesgado de otras veces, dio la sensación de que tenía demasiado miedo a pérdidas que facilitaran contraataques como los que mataron al Bayern. El PSG jugó mejor e impresionó en varias acciones de Di María, Mbappé y Neymar, sobre todo éste, que hizo brujerías. Pero, qué cosas tiene el fútbol, el gol lo hizo el defensa Marquinhos cabeceando limpiamente un córner.

Del vestuario volvió el PSG un poco agazapado, seguro de que ese gol obligaría al City. Y el City aceptó el desafío, fue arriba, presionó de forma agobiante y movió el balón con más rapidez. Encima, el PSG le facilitó los goles. El primero fue un centro diagonal que no encontró rematador y se coló ante un Keylor despistado; el segundo, un golpe franco en el que la barrera se abrió y dejó pasar el tiro de Mahrez. Para colmo, Gueye le pegó una patada muy fea a Gundogan que le costó la expulsión previa única intervención del VAR en estas semifinales. Y justa y necesaria, hay que decirlo. El PSG no aprovechó su fase buena, pero el City sí. Y ya otea Estambul.