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El Chelsea de Tuchel es una roca

Entrenador. El cambio de entrenador en un equipo a mitad de temporada nunca es garantía de nada, pero en el caso del Chelsea le ha sentado de maravilla. Tuchel ha convertido a un equipo irregular y, por momentos, poco competitivo, en un bloque tremendamente sólido que apenas concede situaciones de gol y que impone un ritmo infernal a los partidos. Con una estructura como punto de partida de 1-3-4-2-1 acumula muchos futbolistas por el carril central, donde apenas deja ningún espacio.

Transiciones. Los blues interpretan a la perfección los momentos de transición, tanto en lo ofensivo como en lo defensivo, pero, especialmente, cuando pueden atacar con espacio, se muestran verticales, hambrientos, veloces y peligrosos. Casi toda su idea de juego se basa en esto. Desde su inicio de juego, donde arriesgan en primera línea con pases entre los centrales y el portero con la idea de atraer y estirar al rival para, en cuanto el balón pasa por Jorginho, romper las líneas de presión del oponente y ponerse todos a correr. El italo-brasileño tiene una percepción espacial extraordinaria para encontrar al hombre libre a pesar, incluso, de estar de espaldas o mal perfilado. Mucho ojo con dejarle tiempo para pensar. También es muy importante en esta faceta Kovacic, pero en el caso del croata es batir líneas por conducción. El ex del Real Madrid será baja por lesión, por lo que su lugar lo ocupará Kanté.

Correr. Igualmente, correr, es la idea de los de Londres cuando están sin el balón. Ya sea en bloque medio o bloque bajo, son muy activos, muerden al poseedor, sobre todo en carriles interiores para robar y de nuevo activar a los corredores de las posiciones de ataque. Allí poseen futbolistas muy móviles, dinámicos y versátiles, como Werner, Pulisic, Mount, Ziyech y Havertz, además del veterano Giroud, que sí es más posicional.

Defensa. Además, defienden muy bien el área y repliegan como si les fuera la vida en ello cuando pierden la pelota en campo rival. Un reto muy exigente para el Madrid, que llega con la gasolina justa y que deberá, como hizo contra Atalanta y Liverpool, bajar las revoluciones del juego a través de la buena gestión del balón, cuidar mucho las pérdidas y ser tremendamente activo cuando las tenga en campo rival, ya que, como he dicho, corren hacia delante como aviones.