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Pensemos más en el Elche y menos en Florentino

Valladolid

Este follón organizado con el tema de la Superliga de Florentino y sus amigos no puede dejar de lado la importancia de lo que se juega en la Liga Española de aquí al final de la temporada. Que quieren que les diga, me preocupa mucho más el partido de mañana de Elche que el discurso salvador universal del presidente del Real Madrid. Hacemos sitio para todo a la hora de analizar, pero lo fundamental se juega mañana en el Martínez Valero, el sábado en Zorrilla con el Cádiz y la semana que viene en Bilbao. El lío de la Superliga se arreglará tarde o temprano. Están condenados a entenderse. No le veo recorrido a la huida hacia adelante de doce VIPS egoístas que tienen a todo el mundo del fútbol en su contra. Pretenden crear una Liga cerrada, con una repercusión que habrá que ver pero con la pasión y la emoción también encerrada en una jaula de oro. El fútbol es mucho más que dinero y los clubes todos son grandes, todos tienen historia, gente que les quiere y que sufre y se alegra por ellos, con su escudo, con sus colores.... El fútbol, como el mundo en general, no solo está formado por ricos, son muchos más los pobres que también lo habitan. Aunque no sé si Florentino será capaz de saber que los que no son tan ricos como él también sienten y padecen y no se van a dejar avasallar por su prepotencia y sus millones.

Así que al mundo real de los pobres llega mañana un espectacular Elche-Real Valladolid. Con dos instituciones, dos ciudades y dos aficiones que van a estar noventa minutos apasionadas por lo que pase en el partido ajenas a los millones del Manchester o del Inter de Milán. Eso es el fútbol de verdad Florentino. Sin tantos millones pero con más emoción y con una enorme necesidad de ganar. Y como ha dicho Sergio, es una final. La primera de las ocho que se tienen que jugar. Una final en la que ya no se puede fallar. El Valladolid necesita el acierto y la suerte que hasta ahora le ha faltado. Está preparado y capacitado para salir adelante pero no puede seguir regalando lo que ya tenía en el bolsillo. Ha llegado el momento de rememorar otras finales jugadas y ganadas como las visitas de Girona y Athletic o el partido de Vallecas, como el partido del año pasado en Leganés. Son partidos para saber competir y no para volver a jugar minutos como los de la semana pasada ante el Granada donde parecía que el Valladolid no se jugaba nada. Hay mucho en juego, no se puede desconectar en ninguno de los minutos del partido. El que más enchufado esté, el que más certero sea, el que mejor maneje todos los tiempos y aspectos de los partidos que restan por jugarse, se salvará. Y ha llegado, por fin, el momento de que el Valladolid lo haga y demuestre que debe seguir en Primera. Si no es capaz de hacerlo será equipo de Segunda con todo el merecimiento.