Ganas de volver a verlo
Dentro del 'estado lechuga' en el que me he zambullido en el último año y que consiste, básicamente, en la ausencia de pasiones y deseos para sobrellevar la pandemia (la ataraxia que la RAE define como imperturbabilidad, serenidad) el fútbol era un ni fu, ni fa. Yo confieso que hasta hace bien poco no he conseguido emocionarme viendo un partido y lo digo con culpa porque ver, escribir y hablar de fútbol no era una profesión, sino un oficio. Pero no había manera y tampoco me empeñé demasiado, la verdad. Últimamente algo ha cambiado y no es otra cosa que la esperanza de que la vacuna me permita volver a ver a mis padres, a mi hermano, a mis sobrinas, a mis amigos. Volver a la vida. Y entonces, claro, el fútbol ya me remueve otra vez. Así que yo confieso que estoy deseando que llegue el sábado. Que tengo ganas de Clásico. Que he vuelto.
Confieso que siento alegría otra vez, que estoy pendiente de si Piqué llega a tiempo, de Carvajal que ya toca balón, que me imagino a Pedri en Valdebebas porque es el único jugador que me despertó en lo más crudo del invierno y que celebro que Vinicius, al que tenía adoptado como a un hijo torpe al que solo le hacía falta tiempo y cariño, tenga una noche grande en la Champions, que me reconforta la reivindicación general de Zidane y Koeman porque son dos entrenadores que cuidan de los suyos y dignifican su profesión y a sus clubes, que hago cábalas sobre qué portero se lucirá más en el Di Stéfano, si Ter Stegen o Courtois, porque esa será la señal inequívoca de que el partido será divertido.
Confieso también que no tengo ni pajolera idea de lo que sucederá y que precisamente es eso lo que me hace gracia, el no saber, porque el fútbol jamás ha sido una ciencia exacta. Y que ya ni siquiera me dan pereza los muy sesudos análisis tácticos (aunque siga sin descifrar algunos) porque significa que mi atención no está únicamente centrada en un virus, sino que soy capaz hasta de fijarme en un dibujo. Confieso que tengo ganas de volver a verlo. Y eso, para mí, ya es un triunfo.