El gol de Olmo y el partido de Pedri

Bendito gol de Dani Olmo, ya en el descuento, que nos recoloca decentemente en la tabla del grupo. El empate en casa se borra con esta victoria fuera que, la verdad, en la segunda parte se venía mereciendo. Luis Enrique dio un vuelco al equipo que salió ante Grecia pero no dio con la tecla de salida. Lo enmendó en el descanso, sobre todo con la entrada de Dani Olmo por Bryan Gil. No es que este jugara mal, porque encaró siempre y se fue con frecuencia (aunque termina poco), pero como es extremo-extremo, no congenia con Jordi Alba. Dani Olmo se corre más al centro y entre él, Pedri y Jordi Alba crearon mucho peligro.

La primera parte fue una desdicha. A Luis Enrique le dio en las vísperas por decir que el de Grecia fue su mejor partido defensivo de nunca. En mala hora. En la primera mitad Georgia nos sorprendió con sus transiciones rápidas que pasaban el entramado español como agua por cedazo. Tuve la impresión de que ni Luis Enrique ni sus jugadores 'se sabían' este equipo, que les sorprendió. Los centrales del día eran más de jugar que de pintar la raya y Porro tuvo un peliagudo debut ante Kvaratskelia, un jugador de muy alto nivel, que llenó la banda con velocidad, lucha y juego y nos marcó el gol con una seguridad aplastante.

Pero el horror se enmendó. En el descanso, cambios aparte (fue vital, insisto, la reforma de la banda izquierda) hubo toque de generala. España salió con otro espíritu, corriendo y metiendo pierna fuerte como Georgia. A igualdad de entusiasmo, los once mejores se suelen imponer y eso pasó. España mandó en la segunda mitad buscando perforar por la izquierda y rematar por la derecha, que fue como llegó el primer gol y pudo llegar el segundo antes de ese tirazo 'in extremis' de Dani Olmo. Todo, por cierto, bajo la batuta de Pedri, constante en su juego, acertado en las elecciones, dueño del balón y del respeto de sus compañeros. Gran jugador.