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Luis Enrique y el barco de los valientes

Prejuicios. Metida en el sándwich de la lucha liguera entre Atlético, Barça y Madrid, la Selección se juega este domingo en Georgia un trocito de sus opciones de ir a Qatar. El partido está en el umbral de lo anónimo y lo molesto para los mismos que luego se compran los especiales de la Eurocopa y el Mundial. Pero para llegar hasta ahí, estos episodios son necesarios. Seguramente, para aquellos que han visto a la Selección en todos los grandes torneos desde que falló a la Eurocopa de 1992, esta burocracia es insoportable. Pero además de un elitismo desagradable, el pensamiento conlleva un profundo desconocimiento. Sin ir más lejos, la Selección pre-campeona de Luis Aragonés tuvo que trabajarse su pase al Mundial 2006 en una repesca contra Eslovaquia.

El plan. En esta última convocatoria previa a la Eurocopa, la media es de 25,6 años. Joven, pero no tanto. La Selección campeona de 2008 tenía 26 de media. Había, sin embargo, una gran diferencia. En aquella España, sólo cinco jugadores superaban la treintena y uno de ellos, Palop (34), ni jugó. Los otros cuatro eran Senna (31), Juanito (31), Capdevila (30) y Puyol (30). La columna vertebral estaba exuberante físicamente y en plena madurez. Además de Puyol, Xavi (28), Marchena (28), Casillas (27), Xabi (26), Villa (26), Iniesta (24) y Fernando Torres (24). España se convirtió seis años en una máquina perfecta. A esta Eurocopa, Luis Enrique, podría llevar hasta ocho jugadores +30: Navas (35), Ramos (34), Busquets y Alba (32); y De Gea, Canales, Íñigo y Thiago, que tendrán 30 en junio.

El riesgo. ¿Qué significa eso? Pues que se acepte mejor o peor, a Luis Enrique le toca combinar el fin de los últimos campeones del mundo con jovencísimos cuya presencia es obligada porque la generación intermedia, esa que forman los De Gea, Isco, Thiago, Morata, Rodrigo o Koke, no ha sido ganadora. Eso ha obligado al asturiano a abrir un nuevo ciclo con Unai Simón, Èric García, Rodri, Fabián, Oyarzabal, Dani Olmo, Bryan Gil o Ferrán Torres. Y el nuevo prodigio, Pedri.

La conclusión. De ese cocktail, a día de hoy sólo puede salir irregularidad. Grandes partidos (6-1 a Croacia, 4-0 a Ucrania, 6-0 a Alemania) mezclados con petardazos ante Inglaterra, Suiza o la misma Grecia. Antes de ser grande, a esta Selección aún le toca ser una montaña rusa. Rescatar a Luis Enrique fue una decisión valiente de Rubiales. Y al barco de los valientes hay que subirse siempre.