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El Madrid ya es uno de los 8 mejores

Un Di Stéfano vacío y ventoso vio al Madrid pasar a cuartos, lo que equivale a asegurar al menos el aprobado en esta edición de la Champions. El Atalanta queda atrás por el contundente global de 4-1. Llegar hasta aquí es más de lo que se le podía augurar tras su cochambroso inicio en la fase de grupos, en la que estuvo a punto de despeñarse. Pero Zidane, con su estilo constante y cachazudo, ha ido sacando resultados a base del esfuerzo nunca regateado de su vieja guardia, a la que ayudan poco los fichajes más recientes. De entre ellos ayer se debe hacer la excepción de Vinicius, que de nuevo alborotó y creó peligro, aunque fallara con la espada.

Zidane salió con tres centrales. Sin duda, temía que al faltar Casemiro el medio centro postizo olvidara meterse entre los centrales en momentos de peligro, así que se tapó con tres. El Atalanta salió echándose muy encima y costó superar su presión, pero el apretón italiano no dio más que para una ocasión, muy temprana. Mediado el primer tiempo, el Madrid fue acertando en los pases y desmarques para romper el cerco y se adueñó del partido. Sobre todo Modric, siempre un libro abierto. Ayer, además, tuvo el acierto de anticipar un mal pase con el pie del meta Sportiello y le dio el 1-0 a Benzema, que siempre está.

Luego fue coser y cantar. El Atalanta estaba liquidado desde ese gol. Hizo su esfuerzo, pero sólo le sirvió para dejar espacio a las correrías de Vinicius, magnífico. Hizo un jugadón soberbio en el que se le fue el gol por un pelo, y provocó el penalti que Sergio Ramos transformó en el 2-0. Zidane le retiró cuando más podía disfrutar del partido y me dolió. El Atalanta, por insistencia, consiguió su gol, que tuvo la réplica del de Asensio, recién ingresado, tras jugadón del infatigable Lucas Vázquez. El Madrid ha cumplido y hoy le toca al Atlético hacer lo propio para espantar la ola de pesimismo que nos invade a la hora de juzgar el valor de LaLiga.