Desde estas líneas que me brinda el Diario As, quiero dirigirme a los actuales jugadores de la primera plantilla del Eibar, con el único ánimo de inculcar palabras de aliento que tal vez a día de hoy no lleguen desde los mayores estamentos del club, porque muchos ni siquiera han vivido las cosas de las que os voy a hablar.

No sois solo un equipo de fútbol, chavales. El Eibar representa mucho más que un deporte que consiste en meter el balón en una portería defendida por otro equipo. No.

Estáis representando a Blas, que en paz descanse, a mi difunto padre, a toda esa Bombonera que viajaba en los 80 a Badajoz cuando muchos de vosotros no habíais nacido. A los chorizos que el inolvidable portero Garmendia llevaba desde su carnicería para comer un bocadillo en aquellas interminables horas de autobús. Representáis las gradas de piedra, los pretiles a pie de campo, el olor a linimento antes de cada choque en un campo embarrado. A Eskozia La Brava, que se deja el dinero y la vida por animaros.

Representáis a quienes, a mis diez añitos, me preguntaban al bajar de Ipurua con mi visera con manos que aplaudían con una cuerda, ¿“qué ha hecho el Eibar”?, a los que yo respondía orgulloso, fuera cual fuese el resultado. Representáis a todos aquellos que no pudieron (ni imaginaron) ver a su equipo en Primera.

Queridos jugadores, esto sí que es “más que un club”, porque es el sentimiento y orgullo de una ciudad, más allá del fútbol. La afición no os va a pedir imposibles, pero sí que os dejéis el alma de aquí al final de temporada. De peores hemos salido, y todo está en vuestras manos, porque la afición no puede arroparos en el campo en estos momentos, y confían en vosotros.

Demostrad, como creo que lo hacéis, que pase lo que pase, jamás será por no haberlo intentado. Sois mucho más que unos colores, más que un equipo de fútbol.