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Perder el miedo a ganar

Respiramos, al menos, un poquito. No hay nada hecho porque todavía faltan muchas jornadas, pero el Real Valladolid volvió a ganar dos meses después. Algunos dirán que por pura estadística ya tocaba, pero también es verdad que el equipo ha mejorado su rendimiento y las sensaciones en los últimos partidos. Tocó, definitivamente, fondo en Mendizorroza y después, poco a poco, ha ido mejorando su versión hasta volver a ganar. Claro que se hacen cosas mal, muy mal, todavía, pero el equipo ha mejorado lo suficiente para hacerse acreedor a la victoria el pasado sábado ante el Getafe, dando un salto, pasando el bache de inicio de año.

Del partido del sábado se deben sacar conclusiones positivas y negativas. Mejora el estado de la enfermería, Sergio González por primera vez en mucho tiempo pudo contar con 23 profesionales y eso se nota en la competencia y en el rendimiento. No pretendo echar ni un ápice de culpa hacia los jugadores del Promesas, obvio, pero siempre se espera un mayor rendimiento de los futbolistas que pertenecen al primer equipo. Roberto se va asentando. Despejó de manera rara un par de balones que podía haber embolsado y salvó el empate en el disparo de Kubo, la pareja de centrales con El Yamiq y Joaquín parece cómoda, como la sociedad de la izquierda Olaza-Orellana. No tanto Janko, con Plano. El suizo si el partido no le permite correr no se encuentra cómodo. En el centro Roque Mesa crece cada partido y Alcaraz parece estar alcanzando un nivel más acorde con lo que se espera de él. Y arriba Weissman demuestra que es mucho más dañino si es acompañado de otro delantero, como Guardiola, que también hizo buen partido. El Pucela mejoró, además, en el trabajo defensivo, incluídas las faltas laterales, salió con peligro al ataque y, por fin, fue efectivo.

En el lado negativo habrá que contar que el equipo se echó demasiado atrás en la segunda parte, no conseguía salir con peligro. No fue una orden del banquillo, ni siquiera un concenso de los jugadores. Simplemente fue el miedo. El miedo a perder los puntos que parecían ya en la buchaca, el miedo a que se repitiera el desenlace de Vigo, el miedo a sumar un partido más sin ganar, el miedo, en definitiva, a volver a ganar. Porque en una liga en la que cuesta mucho sumar de tres en tres, a los blanquivioletas les cuesta el doble. A veces se olvida el olor, la sensación, a victoria y te cuesta sumar de tres en tres, igual que cuando ganas parece que la siguiente victoria está más cercana. La alegría, los abrazos, los jugadores por el suelo tras la victoria ante los azulones demuestran una pequeñas parte de esa rabia, de ese miedo a perder lo que se tenía ganado.

Así las cosas, al Real Valladolid le quedan 12 jornadas para certificar la permanencia y no va a ser fácil. Tiene un partido de su liga el sábado en El Sádar y después tendrá que medirse al Sevilla y al Barça, por eso el duelo ante los navarros es importante para sumar lo que, a priori, será más difícil de conseguir ante sevillanos y barceloneses. A Pamplona hemos de ir... a por los tres puntos.