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El Madrid se agarra a un clavo ardiendo

Empate en el Metropolitano. Malo para el Atlético, bueno para el Barça, bueno para LaLiga y bueno para el Madrid, que encuentra un clavo ardiendo al que agarrarse. Sigue a cinco puntos del Atlético, quizá más cuando liquide el miércoles su partido atrasado con el Athletic. Y también está a dos del Barça, que se está viniendo arriba. Pero es el Madrid y ayer confirmó lo difícil que es darle por muerto. Porque durante 70’ jugó muy mal, desarmado por el Atlético, que le cerró la salida, controló el juego y tuvo varios hombres en su mejor versión, particularmente Llorente y Luis Suárez, que elaboraron el primoroso gol rojiblanco.

Hasta el 70’, el Madrid eran Courtois, Casemiro y poco más. Pero en la segunda mitad el Atlético se fue metiendo atrás para lanzar contraataques que desperdició. Con los cambios (se fueron Lemar y Carrasco), perdió. Por contra, el Madrid ganó, porque Zidane sustituyó a sus protegidos Rodrygo y Asensio, por Valverde y Vinicius, mucho más válidos para el trance. El Atleti se fue aplastando atrás, los contraataques se le hacían largos por agotamiento. Todos estaban cansados, pero al Madrid le mantuvo en pie la necesidad. Y así llegó al gol, un tuya-mía precioso entre Casemiro y Benzema, el reaparecido.

Aparte del 1-1 que mantiene viva LaLiga, el partido deja una jugada que aclara de una vez por todas el debate de las manos... en el sentido de que nadie lo tiene claro. Si dos árbitros, ambos del grupo de los veinte mejores de España, ven con calma varias tomas en la pantalla y no están de acuerdo, ¿quién puede decir ya qué? Para el de campo, Hernández Hernández, no lo fue. Para el del VAR, González González, que aspira a medalla de Sexador de Pollos del Año (es el más entrometido), lo era, ya que le llamó. Para mí, que miro el fútbol según el Viejo Testamento, no lo era. Pero los he visto pitar así. Este es el merdel que nos están liando.