Koeman construye y Piqué remata

El fútbol copero desplegó toda su emoción en el Camp Nou y terminó premiando al Barça, que lo mereció. Eso sí, le costó. Alcanzó el 2-0 ya en el descuento, en un cabezazo de Piqué, que lo cantó a la cámara con la misma rabia que Maradona aquel día de su último gol en un Mundial, ante Grecia. Fue un cabezazo a centro de Griezmann, tras diez minutos en los que el campo estuvo definitamente volcado sobre la la portería de Vaclik. Un gol agónico que dejó al Sevilla deshecho. Acababa de quedarse con diez por expulsión de Fernando. En la prórroga ocurrió lo lógico: el Barça remachó el clavo, con un cabezazo del humilde Braithwaite.

El gol de Piqué culminaba un partido espléndido del Barça que hubiera merecido premio antes. El Sevilla salió muy arriba. con dos delanteros centro (De Jong y En Nesyri) y consigna de apretar muy arriba. Pero los azulgrana supieron salir con toque exquisito. Rompían la barrera y llegaban a sus laterales adelantados, que metían veneno en el área. Su juego sólo produjo un gol en el primer tiempo, pero mereció más. Y también en el segundo, antes del de Piqué, sobre todo en un precioso remate de Jordi Alba al larguero. El Barça puso siempre la voluntad de ganar frente a un Sevilla medroso y encerrado que no estuvo a la altura.

Tuvo, eso sí, su ocasión, cuando Ter Stegen le paró un penalti a Ocampos. Ese gol hubiera metido al Sevilla en la final. Luego, ya con 3-0, reclamó otro, por mano de Lenglet. Por el Antiguo Testamento no era penalti; por el Nuevo, digamos que este año hemos visto pitar penaltis por eso, pero el sexador de pollos del día, De Burgos, dijo no. La próxima vez querría ver a Clos explicando casos concretos e idénticos pitados así o asao, según dónde y a quién. Y explicando por qué los indirectos en el área, o no se pitan o se da penalti, como ayer en el otro. Pero, eso aparte, fue un gran partido que dio un gran finalista. Koeman está sacando esto adelante.