El derbi madrileño y la fe del converso
La temporada pasada, antes del derbi de la ida, Simeone andaba mosqueado con Hermoso, Llorente y Morata. No las tenía todas consigo el gran timonel colchonero del compromiso con el Atleti de tres futbolistas esculpidos en la fábrica madridista. La sospecha hacia el blanco es parte de la idiosincrasia de los atléticos. Por quedarnos en este siglo, le pasó a Jurado, a Reyes y a Juanfran, quien al final demostró ser más colchonero que merengue. Morata hizo una campaña, un punto sobreactuada, de recuerdo a su sentimiento atlético cuando llegó procedente del Chelsea. Sus entonces asesores pretendían hacer olvidar que Álvaro iba de blanco en la final de Lisboa.
Unos meses después, ni el Cholo ni nadie en el Metropolitano duda del compromiso de Hermoso y de Llorente. Para este derbi madrileño, en el que el rojiblanco comanda la tabla, ni Mario ni Marcos son sospechosos. Al contrario, el Cholo les ha convencido. Y les ha convertido. Y jugar con la fe del converso un derbi garantiza rendimiento. Le pasó a Raúl jugando de merengue. Y la conversión de Juanfran fue histórica y su mito aumentó con su tiro al palo en el penalti decisivo de la tanda de la final de Champions de Milán. Hermoso y Llorente se han convertido. Y Llorente, que pidió a Florentino que le vendiera al Atleti, está haciendo a muchos niños del Atleti. Entre los aficionados también hay conversos. Doy fe.