El Alpine F1 Team reveló este martes su proyecto sin la asistencia de su gran estrella, Fernando Alonso, ni presencial ni telemática, pero aunque el asturiano no estuviera físicamente en el acto, siempre inunda el ambiente y copa los titulares. Esa es la grandeza del bicampeón del mundo. Alonso no participó en el evento, oficialmente por las restricciones vigentes por la pandemia entre Inglaterra y Suiza, y es posible que también por su recuperación del accidente, pero dejó grabado un mensaje esperanzador: “Tengo buenos recuerdos sobre correr vestido de azul en la F1”. Se refiere, obviamente, al color dominante con el que ganó sus dos títulos en 2005 y 2006. Sus años más gloriosos. La mención a aquellos laureles estuvo omnipresente en una jornada que recuperó el azul para Renault. En palabras del propio Fernando: “Conseguimos muchas cosas juntos en el pasado y nuestras vidas estarán siempre entrelazadas”. Y también del director ejecutivo, Laurent Rossi: “Alonso vuelve a casa, con honores”. Reconquistar aquellos éxitos es el objetivo final, aunque todos asumen que no será este año. Todavía no.

Nadie se engaña. Esta temporada se espera un nuevo paseo de Mercedes, que también se presentó este martes con el campeonísimo Lewis Hamilton al frente. Renault, ahora Alpine, podría estar en un sitio similar al de 2020, si se repiten las prestaciones del monoplaza y si continúa la alternancia de resultados de entonces. La escudería francesa sumó tres podios con Ricciardo y Ocon en la última campaña. Y ahí es donde recoge el testigo Alonso. Algún podio está al alcance. Incluso alguna victoria, si se dan las circunstancias propicias. Pierre Gasly puede dar fe. Pero el Mundial es otro cantar. Para eso hay que esperar a que entre en vigor el nuevo reglamento que pretende igualar la competición y premiar el pilotaje. Ese escenario elevaría, quizá, al Alonso ganador. Con sus recuerdos tintados de azul.