Antonio Couceiro, el hombre tranquilo
Tres semanas después de ser nombrado presidente del Deportivo, Antonio Couceiro se presentó ante la afición. Es posible que esta demora, inhabitual en los ritmos del mundo del fútbol, haya sido ya su primer mensaje. Se acabaron las prisas; se acabaron las decisiones viscerales; se acabaron los anuncios populistas en los que simplemente se decía lo que algunos querían oír, por mucho que la realidad poco tuviese que ver con ellos. La apuesta es la cantera. Me dirán que eso lo han escuchado mil veces y luego la realidad siempre ha discurrido por otros caminos. Totalmente cierto, pero creo que va en serio. Y va en serio porque la situación económica es la que es. O sea, un erial. Esta vez, como sucedió en muchas etapas del club, la última con Vidal al frente para no ir más lejos, no se puede comenzar la casa por el tejado. Hay que poner los cimientos, luego los pilares y finalmente construir. Y mientras tanto, estar preparados para sudar y sufrir corriendo muchas millas hasta llegar finalmente a la meta.
El gran reto de Antonio Couceiro y su consejo es conseguir lo que no ha tenido el Depor desde hace más de una década: estabilidad. La económica, que es una ruina, está garantiza con un mensaje contundente: “Pase lo que pase” Abanca no va a dar la espalda al club. La misma calma se transmite hacia el banquillo, en una clara apuesta por la continuidad de Rubén de la Barrera. De igual modo se piensa en Fran, Valerón y Duscher, en Abegondo, en la cantera. Las líneas maestras están dibujadas por un presidente dispuesto a vivir al margen del ruido que tanto daño ha hecho al club en los últimos años. Esta serenidad que transmite recuerda al ‘hombre tranquilo’ que encarnó John Wayne en el papel del exboxeador Sean Thornton en la mítica película de John Ford. Couceiro no estuvo en un cuadrilátero, pero procede de otro deporte, el rugby, que ha dejado en él un poso con varios condimentos indispensables para el Depor que viene: esfuerzo, paciencia, y determinación. Mucha suerte.