La obligación de Fekir ante la controversia
Por poder puede
El prestigio en el fútbol no se prolonga para siempre. Fekir (27 años) llegó al Betis con la reputación disparada y la exigencia de dar una respuesta acorde a las expectativas generadas. Brillante como pocos, se ha movido siempre en el delicado equilibrio entre efectista y efectivo. La controversia lo acompaña. El trazo populista de su juego, insultantemente hermoso, gana adeptos rápidamente, pero su utilidad a largo plazo despierta dudas. No solo se le deben pedir arabescos imposibles, sino también que sepa adaptar sus extraordinarias condiciones para ser más diferencial. Puede y está obligado a hacerlo. El magnífico gol al Villarreal acabó con una sequía realizadora sintomática. No marcaba un gol en jugada desde hace casi un año natural. La pasada temporada firmó siete goles y dio cuatro asistencias en LaLiga. Hasta 31 jugadores presentaron números mayores. Ahora lleva dos goles y cinco asistencias. Parece evidente que por talento puede dar todavía más.
La evolución
No se ve un final a este Sevilla, que se impone hasta cuando no lo merece. El triunfo ante el Huesca tuvo la firma notarial de Bono y Munir, aunque sin el concurso de Óliver Torres (26 años) seguramente no se hubiese producido. El centrocampista es una nueva muestra de que el fútbol gira demasiado rápido y no existe paciencia. Hay jugadores a los que hay que esperar. Óliver siempre ha rendido con Lopetegui. Se le conoce su criterio en el pase —87% de precisión—, pero resulta muy importante para su crecimiento que agrande su catálogo de movimientos como entendió ante el Huesca. La ruptura al espacio ganando la espalda a Doumbia para alcanzar la línea de fondo sacó al Sevilla del letargo. Fue el tipo de desmarque que tan bien ejecuta Modric.
Nuestro delantero
El Eibar predica la palabra de Mendilibar y no hay oradores más creíbles que Kike García. A sus 31 años, el desempeño del delantero nos remite a otro tiempo sin tanta sofisticación y estrellas populares. Es el prototipo perfecto de 'nueve' de equipo modesto por su esfuerzo y resistencia. También por la calidad en el remate, condición que, a veces, por inopia le arrebatamos a este modelo de jugador. Kike García vio puerta frente al Valladolid, tras un regalo de asistencia de Bryan Gil. La posición entre los centrales acreditó la inteligencia para crear la duda en la marca al rival y elevarse sin oposición. Son ya siete goles (y tres remates al palo) este curso. La cuenta sigue subiendo.
Mejor de lo que parece
En puestos de descenso, después de 16 jornadas sin ganar, Almirón dijo adiós al Elche. Era realmente improbable que pudiera apostar por la permanencia jugando como lo hacía tan cerca de su área —81,1 metros de distancia media a la portería adversaria en la recuperación— y tan lejos de la contraria. Vivía de un acierto imprevisto de cara al gol, superior al 18%, segundo porcentaje más alto de toda la competición solo por detrás del Atlético (24%). La estadística predictiva asegura que debería haber hecho cinco goles menos y haber encajado siete más, situación que le otorgaría seis puntos menos y le convertiría en colista destacado. El cambio era necesario. Se fue Almirón y el Elche se aferra ahora a Escribá.