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Las lesiones y el vacío de Thiago

Klopp también sufre. El técnico más risueño y ganador del mundo aparece compungido en las últimas ruedas de prensa. Sabe que lo que le ha pasado este año al Liverpool no es normal. Sufrir semejante plaga de lesiones ha arrasado al equipo. Lo hubiera padecido cualquier club grande del mundo. Tres centrales (Van Dijk, Joe Gómez y Matip) lesionados al mismo tiempo de larga duración. ¿Imaginan que le ocurriera al Madrid con Ramos, Varane y Militao? ¿O al Barça con Piqué, Lenglet y Araujo? No se puede ser competitivo después de eso, es imposible. Ni siquiera con Salah, Mané y Firmino, que siguen siendo letales aunque ninguno suene a música celestial como Mbappé, Neymar o Messi. Ese es otro de los méritos de Klopp, haber convertido a jugadores aceptables en sobresalientes.

Pero no solo las lesiones han afectado al Liverpool. También el cambio de estilo. El Liverpool ha sido pura adrenalina estos años y los equipos le han leído la matrícula. Ya no le conceden espacios, ahora le conceden el balón. Y con balón está llegando el gran fracaso red. En este sentido hay que apuntar hacia Thiago. El español llegó precisamente para dotarle de ese perfil de posesión que el Liverpool no tenía. Han pasado varios meses y no hay visos de ese Thiago. Ni rastro. Se vio ante Burnley y Brighton. Dos derrotas seguidas en Anfield incomprensibles y a la vez reveladoras.