La Copa de las segundas oportunidades

Aquí una verdad sobre las segundas oportunidades: rara vez ocurren por suerte. En la vida, como en los pueblos extremeños, sólo pasa una vez el tren si no lo buscas. Hay que persistir.

Cuando José Juan Figueiras debutó en primera división en el año 2003, Cavallero acababa de ser expulsado por cometer un penalti frente al Racing. Pinto tenía varicela. Así que salió José Juan. Aquel día hubiese conseguido la gloria de haber parado el penalti. Seguro que la secuencia pasó por su cabeza: el público de Balaídos coreando eufórico "¡Josiño, Josiño!", portadas en los periódicos de Vigo, el típico desenlace de película lacrimógena sobre un equipo (los Buffalo Jaspers, por ejemplo) que se convierte en campeón de la noche a la mañana. Pero vamos, que José Juan ni rozó la parada. La gloria se esfumó como se esfuman los euros en una timba de póker. La gloria seguiría metida en una caja fuerte hasta que,19 años después, se le presentó en Copa frente al Real Madrid.

Esnáider, héroe del Navalcarnero en la ronda anterior.

José Juan decía después de ese partido que "por eso el fútbol es el más grande de todos los deportes. El fútbol siempre da oportunidades". Y normalmente las da en Copa del Rey. Como a Toni Madrigal. Recordad, el Novelda, equipo de Segunda B, eliminaba de la Copa al Barcelona de Louis Van Gaal con un hack trick de Madrigal en el año 2002. Otro ejemplo es el de Juan Esnáider, que marcó dos goles en la victoria del Navalcarnero sobre el Eibar hace un par de semanas. Otro futbolista currante, obrero, trotacampos, de esos que acumulan más currículum que un periodista durante y después de la carrera.

Aquí otra verdad sobre las segundas oportunidades: suelen nacer de las dificultades. José Juan había pensado en retirarse, Toni Madrigal luchaba por asomar la cabeza en segunda, Juan Esnáider vestía su enésima camiseta. Estas historias de glorias inesperadas nos encantan porque nos gusta vernos representados en ellas. Si a estos futbolistas les ha pasado, por qué no nos va a pasar a nosotros: una oportunidad laboral, un empujoncito vital, una segunda oportunidad, un campeonato moral, aunque luego nos eliminen. Cuando el fútbol se sienta a tu lado y se pone a tu altura es el mejor fútbol.