Hay un Madrid en el exilio...

Hay un Madrid que no estuvo en Alcoy porque está en el exilio: Keylor en el PSG, Achraf en el Inter, Pepe en el Oporto, Danilo en la Juve, Reguilón en el Tottenham, Kovacic en el Chelsea, Ceballos en el Arsenal, James en el Everton, Llorente en el Atleti, Brahim en el Milan, Borja Mayoral en la Roma, Morata en la Juve (con Cristiano, la madre del cordero) y Bale, ese peso muerto que un día volverá, en el Tottenham. A esos se unen ya Jovic en el Eintracht y Odegaard, con un pie en la Real. Los más de ellos se fueron al exilio, porque Florentino decidió abaratar la plantilla, a fin de ahorrar para su proyecto de lata de sardinas gigante y galáctica. Su prioridad.

El resultado es que el Madrid tiene un grupo titular veterano pero apañado de media para atrás pero muy flojo de delanteros y un grupo de reservas que ni le vale al entrenador para dar descansos a los mejores, según era su línea de trabajo, ni de pasar por sí mismos (y ni aun reforzados con aportación progresiva de titulares) una eliminatoria ante un Segunda B. Cierto que estos años no todo fueron salidas. Hubo, ante los síntomas de debilidad, varias adquisiciones, todas caras, en general inútiles. Odriozola, Militao, Mendy (único titular), Vinicius, Rodrygo, Reinier (que por ahí andará), Lunin, el defenestrado Jovic y Hazard, no menos peso muerto que Bale.

El Madrid está como está porque lleva tiempo orientado a las grúas. Deterioró la plantilla conscientemente, la parcheó con torpeza y acabó por acudir a las facultades taumatúrgicas de Zidane, al que ya vemos agotado. Se le notan las manías, causa de algunas de las salidas. Le sobran tantos jugadores como los que echa en falta. Sabe que del palco van lanzando sobre él un viscoso caldo de rumores y ya sólo espera que un día Hazard espabile y gane de cuando en cuando algún partido. Culpar a la pandemia es falsear. La pandemia es para todos. La causa ha sido priorizar las grúas frente a los goles. Y la Superliga es una cortina de humo.