Otra vez con el agua al cuello
Confiar en que las cosas van a cambiar mucho en la segunda vuelta que queda por jugarse es hacer un ejercicio de fe. Le salva al Valladolid que siempre, hasta ahora, le ha sido suficiente para salvarse porque los de abajo tampoco han sabido hacerlo mucho mejor. Es aquello de vivir de los errores de los demás más que de tus propios aciertos. El problema llegará cuando algunos de los que van por detrás puedan reaccionar y hacer sus deberes. Ahí se le pueden complicar mucho las cosas al Pucela. Peligro.
Y tras desperdiciar la oportunidad de ganar al equipo más flojo al que se ha enfrentado el conjunto blanquivioleta, el Elche, ahora toca la casi siempre poco productiva visita al campo del Levante, otro qué salió vivo de Zorrilla por la incapacidad del Valladolid habitual. Otra final, como lo será la siguiente ante el Huesca, de las muchas que quedan.
Y mientras, a la espera de que llegue algo del mercado. Hace falta como el comer y las jornadas van pasando. Arriba, sin Marcos André y con Guardiola como está, Weissman necesita un socio. El israelí rinde más con un compañero en punta que le abra espacios. A la espera estamos de que la incorporación se produzca. Como también esperamos la llegada de un lateral izquierdo. Nacho, como diría Luis César, está defendiendo fatal y no es ni su sombra. Debe llegar un lateral que pueda ser titular, no solo un tipo que venga a completar la plantilla. Y a partir de ahí a reaccionar, el primero el entrenador, que continúa aporreando de mala manera el piano sin dar con la tecla. El sufrimiento en Valladolid continúa. Es como el frío, viene ya de fábrica incorporado.