LA BURBUJA DEL DAKAR

Juntos, pero no revueltos: el vivac más diferente

Para sorpresa de todos nos llevaron a un campus universitario que parece más una ciudad abandonada que otra cosa.

Víctor Serrano
Redactor de Motor de Diario AS desde 2016, a donde regresó tras su primera experiencia como becario en 2011. Ha viajado a las tres primeras ediciones del Dakar en Arabia Saudí, a carreras de Fórmula E y a más eventos de diferentes disciplinas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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Sakaka era una de las ciudades desconocidas para el Dakar. Se estrena en la edición de este año y uno no sabía muy bien qué esperar de este campamento en el que termina la primera parte de la siempre trascendental etapa maratón. Lo fácil era pensar que sería uno más, lleno de arena aunque sin las carpas de los equipos porque no se permite asistencia externa a los competidores, pero no. Para sorpresa de todos nos llevaron a un campus universitario que parece más una ciudad abandonada que otra cosa, llena de edificios a medio hacer. Pero con asfalto y ¡hasta aceras!

Juntos, pero no revueltos: el vivac más diferente

Aquí, entre sus calles vacías, se montó un campamento más laberíntico que de costumbre que se llenó con tiendas de campaña en cada esquina. Porque los pabellones que había con camas, colchones, almohadas y edredones que son de nivel para lo que uno está acostumbrado aquí, eran de uso exclusivo para los pilotos. Tenían que dormir todos juntos en esas zonas, separados por categorías, cosas de la maratón. Así que los demás, como siempre a la intemperie. Un vivac especial en que todos estábamos juntos, pero no revueltos. Aun así, fue entretenido estar por aquí...

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