La pandemia ha convulsionado los calendarios deportivos y ha trastocado algunas tradiciones, al menos de manera eventual. En enero estábamos acostumbrados a tres grandes competiciones: el Rally Dakar, que sigue en marcha con mucho protagonismo español; el Abierto de Australia, que se ha trasladado a febrero, y el Mundial o el Europeo masculino de balonmano, en alternancia anual, que sí ha mantenido sus fechas habituales en 2021, del 13 al 31 en Egipto, pero ha modificado el camino previo. Los Hispanos remataban normalmente su puesta a punto en el Torneo Internacional de España, que este año no se disputa. A cambio jugarán dos partidos oficiales de la Euro Cup 2022 ante Croacia, una rivalidad histórica, la misma selección ante la que conquistó dos de sus cuatro grandes títulos: el Mundial 2005 y el Europeo 2020, este último hace poco menos de un año. Este martes se enfrentan en Porec y el sábado lo harán en Madrid. Dos partidazos en sí mismos, aunque Jordi Ribera no olvida que la prioridad está en el Campeonato que comienza la próxima semana.

El seleccionador ha convocado para el desafío a los mismos jugadores que se proclamaron campeones continentales menos a Julen Aginagalde, achacoso de la espalda, que ha sido sustituido en el pivote por Rubén Marchán. Esto da una idea de la confianza en este mítico bloque que tantas alegrías ha dado al deporte español, en una generación destinada a poner el cierre en los Juegos Olímpicos de Tokio. El capitán Raúl Entrerríos aplazó un año su retirada para ello. Después se desintegrarán. Cuestión de edad. Por eso, el cuerpo técnico trabaja con dos Selecciones en paralelo, con un equipo B que ha viajado a Moscú para medirse esta semana con Argentina y Rusia, y que ya jugó otro torneo en Qatar. De ahí saldrá algún refuerzo para el Mundial… Y también el futuro.