Bienvenidos al vivac de la COVID-19
Comenzó el Dakar y con él, el festival de aviones. Hay que coger uno casi cada día hasta volver de nuevo a Yeda, aunque al menos este año son a horas más razonables. Después de completar el trayecto, que entre unas cosas y otras se va por encima de las cuatro horas, el vivac del desierto nos vuelve a dar la bienvenida como hiciese el año pasado. Al principio, la imagen es tan familiar como recordabas, todo está en el mismo sitio, pero solo basta rascar un poco la superficie para darse cuenta de que ha cambiado. Se respira el mismo ambiente de carreras, aunque de forma más fría, con más distancia, la que exige el protocolo.
Hay dos estancias principales por los que un periodista se mueve en el campamento, la sala de prensa y el comedor, y las dos han cambiado drásticamente. En el Media Centre, lo que antes era una enorme carpa blanca con muchas y amplias mesas para dar cabida a todos, ahora se ha reducido a la mitad, se han creado dos burbujas (para los que viajan en avión y los que lo hacen en coche) y solo podemos sentarnos de dos en dos. Y en el catering, más de los mismo: se han instalado varios módulos con mesas reducidas para evitar el contacto entre la gente lo máximo posible. Sigue siendo un vivac en el desierto, pero es el vivac de la COVID-19.