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Fekir le arruina la catarsis al Betis

Frustración verdiblanca. Se había puesto el derbi para hazaña del Betis. En pésimo momento de ánimo, en permanente incendio institucional, con la COVID como invitada de última hora al vestuario, y con el 0-1 de Suso, la cosa estaba para no dar un euro por un equipo falto de grandeza y fe en los últimos tiempos. Pero el Betis se levantó. Empató el partido con un penalti en el límite que desnudó los repetidos excesos de Diego Carlos dentro de su propia área (ya ha cometido siete desde que llegó al Sevilla); y luego pudo ganarlo. Acuña cayó en el engaño de Fekir y el francés se pidió el penalti. Bono se lo adivinó y dejó al beticismo sin catarsis. Esta vez, el punto en el derbi le supo a poco al Betis.

Jerarquías. La decisión de Fekir de lanzar el segundo penalti después de que Canales marcase con tremenda seguridad el primero, transportó a escenas recientes en LaLiga que tienen que ver con esta difícil suerte del fútbol. En el Valencia-Madrid, Carlos Soler falló el primero que lanzó pero, después de que Gil Manzano lo hiciese repetir, le metió tres seguidos a Courtois. El pasado martes, en el Camp Nou, Braithwaite se pidió un penalti aunque nadie le había dado vela en el asunto. Pero la ausencia de Messi y la falta de autoridad de Griezmann en el césped; y de Koeman en el área técnica, favorecieron la imprudencia del danés. La decisión de Fekir tenía sentido. Él había provocado el penalti con su indudable talento, tiene un buen golpeo y debía sentirse iluminado. Tal vez, demasiada estimulación frente a la decisión fría, que hubiese sido permitir que Canales volviese a disparar con precisión de cirujano. Fekir se convirtió en el cuarto jugador del Betis en fallar un penalti en un derbi sevillano. Acompañará en la triste lista a Yanko, Daucik y Trifon Ivanov, aquel excéntrico búlgaro.

El lado de Nervión. Aunque no quisiese, el Sevilla era inevitablemente favorito. Conociendo a Monchi y Lopetegui, que el partido no le saliese bien no tuvo nada que ver con eso. Y aun así, en un curioso giro, el Sevilla tuvo motivos para marcharse feliz de Heliópolis. Diego Carlos y Acuña cometieron dos penaltis cándidos, jugadores como Óliver y De Jong hicieron mutis por el foro; otros acusan el paso de los partidos como Jesús Navas y algunos como Rakitic empiezan a saludar su declive pese a ser, estos dos últimos, dos ejemplos como profesionales. El Sevilla salió vivo de Heliópolis y Bono le arruinó la catarsis al Betis, pero al sevillismo le quedó un punto de frustración. Internamente, se veían ganadores del derbi.