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LA DORMILONA

El pádel en 2020: la reivindicación

Repasamos y recorremos en cinco capítulos el año más atípico; en este quinto y último episodio, el tramo final, la reivindicación y el futuro.

El Master Final 2020 de World Padel Tour.
WPT

Si de reinventarse trataba el 2020 el pádel lo estaba consiguiendo. El deporte de la pala había logrado reponerse a los peores augurios y encararía un tramo final de año que iba a ser, sin duda, el de su reivindicación. Todo en un 2020 con grandes cambios -como se analizó en el primer capítulo-, que iba para ser el mejor año de su historia -como se describió en el segundo-, que había sufrido el parón por el confinamiento y la pandemia -como se esbozó en el tercero- y que remontó el vuelo a pueta cerrada -como se continuó en el cuarto-

Y es que el verano fue la lanzadera particular del 20x10. Las pistas estaban llenas, los jugadores demandaban más pádel que nunca, la industria funcionaba a pleno rendimiento y los números empezaban a cuadrar. Para muchos. Incluso con un trimestre de facturación menos.

¿Por qué? Muy sencillo, la pala se transformó en un reducto. Un espacio de alegría. Tras haber doblegado la curva de la pandemia sanitaria del coronavirus el mundo y España, en primer plano, se adentraron tras la época estival en una segunda ola que volvería a endurecer las medidas alejando la ansiada libertad de la cotidiana vida de la ciudadanía.

Restricciones de movilidad, aforos reducidos, zonas perimetradas, confinamientos por zonas de salud o cierres temporales de sectores serían algunas de las medidas que, paulatinamente, volverían. La ansiada ‘nueva normalidad’ se tenía de no tan nueva para hacer del ocio y la vida social, muchas veces, una yincana difícil de dominar.

Un jugador de pádel en el retorno a las pistas.
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Un jugador de pádel en el retorno a las pistas.H. BilbaoEuropa Press

Una vez más se exigía responsabilidad al ciudadano para no incrementar unos números ya de por sí nuevamente alarmantes. Y tristes, muy tristes. Y la consecuencia fue clara, una búsqueda de ocio libre de peligros y que fuera un vehículo de alegría.

Ahí el pádel se hizo fuerte. Más si cabe. Si venía de disfrutar de unos meses de retorno más esperanzadores de lo esperado, la vuelta del verano dibujó una clara línea ascendente en el consumo de producto, horas de pista y demás consumibles relacionados.

Las marcas agotaban las colecciones de producto cuando nadie lo esperaba, las tiendas volvían a elevar sus ventas y veían como, en muchos casos, se liquidaban los lineales cuando todo hacía presagiar que se convertirían en ‘dormilones’ y la posibilidad de reservar pista -especialmente en las grandes ciudades- se volvió una quimera. Una buena noticia, al fin.

El calendario final del World Padel Tour 2020.
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El calendario final del World Padel Tour 2020.WPT

Una curva ascendente que también lograría tomar el pádel profesional. Y no sin dificultades. Fueron varios los jugadores que darían positivo y nombres tan celebres como Fernando Belasteguín, Pablo Lima o Delfina Brea, entre otros, tendrían que ausentarse de alguna prueba por baja médica justificada.

World Padel Tour había transitado por una triple cita a puerta cerrada en el Madrid Arena y, de ahí, comenzaría su particular turné nacional e, incluso, internacional para componer un calendario de 10 pruebas regulares tal y como había pactado con los jugadores en un acuerdo que suponía un gran esfuerzo por ambas partes. Capítulo aparte merece lo logrado por la organización del circuito sacando adelante, y de qué forma, una temporada para aplaudir.

Valencia, Cerdeña, Menorca, Barcelona, Alicante y Las Rozas serían las sedes elegidas para estructurar ese calendario regular con 10 etapas -junto al triplete madrileño y la prueba inaugural de Marbella- para poner el punto y final a la temporada con un Master Final que se celebraría, por primera vez, en Menorca. E, incluso, con algunas pruebas con público y aforo reducido.

Gemma Triay y Lucía Sainz, pareja uno del 2020.
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Gemma Triay y Lucía Sainz, pareja uno del 2020.WPT

Una carrera final de apenas tres meses y medio que, en categoría masculina, ensalzaría la figura de Ale Galán y Juan Lebrón al convertirse en claros dominadores del año gracias a los seis títulos que lograrían levantar en un año para enmarcar. Un hito, no cabe duda, de mayor valor gracias al notable crecimiento de parejas como las que componían Fernando Belasteguín y Agustín Tapia -dos títulos y una lección de vida- y Sanyo Gutiérrez y Franco Stupaczuk -un entorchado-.

En modalidad femenina la paridad daría paso a un claro dominio. Claro y repentino. Que no sorprendente. Gemma Triay y Lucía Sainz habían iniciado hacía meses el camino de la reinvención y tras haber dejado destellos en el primer tramo del año, lograrían imponer un férreo reinado gracias a un pádel convincente, completo y de muchos quilates.

Cinco serían los títulos que firmarían a final de año Triay y Sainz para firmar el número uno del WPT Race 2020 por encima de parejas como Alejandra Salazar y Ari Sánchez -tres campeonatos antes de la despedida- o Marta Marrero y Martita Ortega -que, sí, volverían a unir sus caminos-.

Pero el pádel profesional volvería en más facetas. No solo World Padel Tour retomaría el vuelo y los meses finales del año dejarían bellas instantáneas de por dónde quiere transitar este deporte. Incluso en el peor de los escenarios.

El WiZink Center durante el Campeonato de España de Pádel.
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El WiZink Center durante el Campeonato de España de Pádel.FEP

La Federación Española de Pádel (FEP) comenzaba un nuevo capítulo de su particular enciclopedia y lo hacía eligiendo como presidente a Ramón Morcillo. Su junta directiva tomaría los mandos con una nueva forma de entender la gestión -o al menos muy diferente a los años predecesores- acercándose a WPT, estableciendo puentes con la FIP y dando una imagen diferente. Y positiva.

El mejor de los reflejos sería la celebración del Campeonato de España de Pádel. La XXXVI edición contaría con un escenario imponente como el WiZink Center, un cartel de lujo con jugadores como Galán, Paquito Navarro, Juan Martín Díaz, Alejandra Salazar o Carolina Navarro, la retransmisión de Movistar Plus y una cobertura de comunicación única.

El resultado sería apabullante. Por el fondo y la forma. El pádel federativo alcanzaba cotas impensables por primera vez y lo hacía como una consecuencia clara de la nueva gestión de la FEP. Una reivindicación particular que se ganó el aplauso unánime de la industria.

Paquito Navarro y Juan Martín Díaz durante la final del Campeonato de España.
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Paquito Navarro y Juan Martín Díaz durante la final del Campeonato de España.Fernando AlvaradoEFE

Pero habría más. El pádel retomaría su vuelo internacional. 2020 era el año de la internacionalización de este deporte y ni la pandemia podría con el imparable desarrollo que estaba teniendo en cada vez más puntos del globo terráqueo y, especialmente, en Suecia, Italia, Emiratos Árabes, Latinoamérica y algunos países pioneras de Asia.

Como ejemplo, el CUPRA FIP Finals. La Federación Internacional de Pádel (FIP) había logrado retomar su calendario particular celebrando 14 pruebas en el primer año del CUPRA FIP Tour y pondría el punto y final a la temporada con un evento de primer nivel en la italiana isla de Cerdeña que sería el adiós oficial de toda competición.

Cagliari acogería esta fiesta del pádel internacional que permitiría ver parejas de países como USA, Uruguay, Italia, España, Argentina, Chile, Suiza, Letonia, Holanda, Brasil o Portugal. Un mix de jugadores de nuevos países -que están aún en proceso de crecimiento- y de nombres más que consagrados como Juan Martín Díaz, Juani Mieres, Sebastián Nerone, Pablo Lijó, Sofía Araújo o Virginia Riera.

Los ganadores del CUPRA FIP Finals 2020.
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Los ganadores del CUPRA FIP Finals 2020.FIP

Un ciclo final que tachaba las últimas fechas del calendario. Unas últimas fechas que, como cada año, vendrían marcadas por las rupturas, los anuncios de parejas nuevas, las despedidas de marcas y los posibles nuevos fichajes. La tradición navideña del pádel.

El pádel decía adiós al 2020. Un año gris, triste y de muchos sacrificios. Estamentos, entidades, circuitos, jugadores, trabajadores y toda una industria sacarían lo mejor de sí mismos para dar la vuelta a una situación muy, muy complicada. Como tantas otras. Pero con final, quizá es mejor no decir feliz, pero al menos no tan amargo.

El deporte de la pala demostraba estar vivo, más vivo que nunca, y eso es de celebrar. Si en un año tan atípico ha sido capaz de reinventarse, qué no será capaz de hacer en el futuro. Lo veremos. Lo viviremos.