La dormilona

Por tres, por cuatro o saliendo por la puerta, el pádel ha llegado para quedarse como deporte profesional. Por ello, y porque lo mejor está por venir, este blog nace para analizar, valorar e informar sobre la actualidad del mundo de la pala. Pasen a la pista.

Autor: Alberto Bote

LA DORMILONA

El pádel en 2020: el 'Punto de Oro'

Repasamos y recorremos en cinco capítulos el año más atípico de este deporte; en este caso, antecedentes, pretemporada y el 'Punto de Oro'.

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El Master Final de 2019 celebrado en el Palau Sant Jordi.
World Padel Tour

El pádel llegó para quedarse. Desde hace más de una década el deporte de la pala asumió cuál era su futuro más inmediato y lo hizo para vertebrar una industria que, de la mano del deporte, iría creciendo poco a poco hasta convertirse en un claro referente de crecimiento.

Durante muchos años caminaría en la penumbra. Alejado de los grandes focos, los titulares y las cuotas televisivas, el pádel crecía y crecía más como un clamor popular a merced de la voluntad de la gente que de los grandes movimientos y operaciones porque se jugaba cada vez más y en más sitios y sumaba año a año nuevos adeptos.

El número de jugadores crecía a velocidad de vértigo, las marcas iban dando pasos de gigante para nutrir a la industria con productos más técnicos y especializados y, a su vez, duplicaban números de venta año tras año, pero se buscaba dar el salto cualitativo. Y ocurriría rápido.

El Valladolid Open de 2019 con las gradas abarrotadas.

El Valladolid Open de 2019 con las gradas abarrotadas.

El cambio de paradigma iría de la mano de la profesionalización. En muchos aspectos -en muchos de ellos sigue su curso incluso a día de hoy-. El pádel se consumía cada vez más y le hacía falta -entre otras muchas cosas- darle la visibilidad y ésta llegaría de la mano de un salto evolutivo en la élite. Un buen escaparate es el mejor de los reclamos.

Y lo haría de la mano de World Padel Tour. El circuito profesional de pádel llevaba ya varias temporadas apostando por el pádel y lograría crear un formato más espectacular con un resultado ganador. Cada año mayor cuota de pantalla en ‘GOL’, más seguidores en redes sociales, un incremento exponencial de las visualizaciones en plataformas como Youtube y la tan prometida internacionalización.

La brecha entre amateurismo y profesionalismo estaba comenzando a recortarse y, en gran medida, era la consecuencia lógica de un movimiento irrefrenable que, como todo, necesita de sus ídolos, estrellas y leyendas para darle ese cariz a veces heroico y a veces trágico.

Pero, ¿por qué ahora? Porque la competición era mejor. La pista era más realista. Más igualada. A la generación ya tradicional de emblemas del pádel comandada por los Belasteguín, Alejandra Salazar, Paquito Navarro, Juan Martín Díaz, Carolina Navarro, Lima, Lamperti y cía se iba a sumar esa ‘new wave’ que crearía un vínculo especial con el aficionado. El idilio definitivo.

Paquito Navarro y Juan Lebrón celebran el ascenso al número uno de World Padel Tour.

Paquito Navarro y Juan Lebrón celebran el ascenso al número uno.

En 2019 se daría la irrupción final de los Ale Galán, Marta Ortega, Juan Lebrón, Ari Sánchez, Franco Stupaczuk o Agustín Tapia, entre otros, que ya habían agitado la competición y habían logrado que las rondas finales fueran cada vez más imprevisibles, pero que ahora eran aspirantes a todo. Eso, a su vez, había logrado que los rankings se modificaran con mayor habitualidad, que se buscaran nuevos proyectos y, por ende, que la inestabilidad generara un caos competitivo.

Y así se llegaría al 2020. La temporada. Con mayúsculas. El pádel estaba en disposición de lucir músculo tras un 2019 que había dejado el primer jugador de origen español en lo más alto del trono -Juan Lebrón-, la primera dupla en reinar el pádel mundial -Paquito Navarro y Lebrón- una pareja femenina dominadora que se decía adiós sin motivos deportivos -Marrero y Ortega- y la amenaza de que lo mejor estaba por llegar.

Un 2020 que apuntaba a la mejor temporada de la historia. Los prolegómenos del año se pasaban, un curso más, anunciando parejas nuevas, despedidas, proyectos y ese tradicional baile que genera cientos de miles de comentarios y que es ya una tradición en esta deporte. Con una novedad.

El ‘Punto de Oro’ era el nombre propio de 2020. Sería a finales de enero cuando la organización de WPT anunciaría la irrupción de esta regla aprobada por el reglamento oficial de la Federación Internacional de Pádel (FIP) en 2017 para, a priori, acortar la duración de los juegos, imprimir una mayor emoción y, a su vez, adaptarlo a un formato más atractivo.

Una novedad que iba a provocar un maremágnum de críticas, alabanzas, quejas y dudas y que tan solo podrían verse resueltas cuando la competición echara a rodar en Marbella en el mes de marzo. El tan nombrado marzo de 2020.