La dormilona

Por tres, por cuatro o saliendo por la puerta, el pádel ha llegado para quedarse como deporte profesional. Por ello, y porque lo mejor está por venir, este blog nace para analizar, valorar e informar sobre la actualidad del mundo de la pala. Pasen a la pista.

Autor: Alberto Bote

LA DORMILONA

El pádel en 2020: el confinamiento

Repasamos y recorremos en cinco capítulos el año más atípico; en este tercer episodio, la pandemia, la reinvención y el contenido 'a la carta'.

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La jugadora World Padel Tour Alejandra Salazar entrenando en su casa.
@alejandrasalazar9

Frenazo en seco. Brusco y sin previo aviso. El pádel se veía atado de pies y manos de la noche a la mañana y a merced de la realidad por la pandemia sanitaria provocada por la COVID-19 -también conocida como coronavirus- en un 2020 con grandes cambios -como se analizó en el primer capítulo- y que iba para ser el mejor año de su historia -como se describió en el segundo-.

La industria, el deporte, el aficionado y todos los actores que componían el pádel se veían recluidos en sus casas. Como el resto de ámbitos de la vida. En poco menos de una semana las pistas se vaciaban y dejaban paso a una incertidumbre que dominaba la realidad y de la que no se sabía con certeza alguna cuál sería su futuro más inmediato.

Una crisis que cogía al pádel en su mejor momento. Cuando más crecía y cuando mejor era la perspectiva de crecimiento se vía avocado a un parón temporal que ponía en jaque a toda una industria que había trabajado, y muy duro, por su eclosión. Del profesionalismo al amateurismo.

No había pádel. En casi ningún rincón del planeta. Los jugadores pasaban de estar encerrados en el 20x10 a hacerlo en sus domicilios. Esta vez sin su voluntad. No había libre circulación y tan solo se podía salir de casa para lo justo y necesario: compras básicas e ir al hospital. Poco más.

La realidad había cambiado, y mucho, en apenas una horas y el pádel, como el resto de la civilización, tenía que adaptarse. Y lejos de lamerse las heridas, de lamentarse o de pensar cómo se había llegado hasta aquí, el pádel asumió que podía reinventarse. Al menos temporalmente. Y lo hizo. De forma unánime.

Como si de una especia de catarsis, un hobby o una vía de escape se tratase, el pádel encontró su espacio. No sería en la pista, sí, pero se abrió paso para dar cabida a una gran variedad de iniciativas, challenges y movimientos que para muchos fueron una tabla de salvación. Un salvavidas.

Surgieron los retos, las entrevistas, los entrenamientos, los memes y las curiosidades. La originalidad permitió al sector encontrar su pequeño espacio para atender las necesidades de los usuarios -quizá fueron ellos mismos- y seguir alimentándose. Todo, bajo un claro lema de solidaridad y responsabilidad global con el ‘Yo me quedo en casa’ que hermanó -al menos de forma temporal- a una civilización.

Y a su vez, se trabajaba. Entre bambalinas los actores dominantes comenzaban a recomponer calendarios, buscar acuerdos, escenificar hipotéticos escenarios y, en definitiva, abrir esa ventana a la esperanza del después. Fueron meses duros, sí, pero habría un después. Y en él pensaban muchos. Federaciones, organizaciones, estamentos estatales, marcas y otros pioneros.

Un confinamiento domiciliario que logró, además, sacar un lado positivo. Las horas, los días y las semanas se volvían interminables y, por ello, incrementó el consumo del pádel en formato audiovisual. No había palazos en las canchas, pero sí en las televisiones, ordenadores, tablets y pantallas.

Durante todo ese largo periodo de casi tres meses -más en algunos países- las reproducciones se dispararon. El pádel vio en la revisualización de los partidos profesionales, tutoriales y demás contenidos multimedia un espacio perfecto para no descolgarse y seguir incrementando su presencia en un mundo que si ya estaba comenzando a cambiar sus hábitos de consumo ahora se veía forzado a hacerlo.

La propuesta de World Padel Tour a través de la cadena 'GOL'.

La propuesta de World Padel Tour a través de la cadena 'GOL'.

‘Gol, en televisión, y World Padel Tour, en streaming, apostaron por emitir las mejores finales de los últimos años y cientos de miles de seguidores se lanzaron a sus brazos con la necesidad del que encuentra un oasis en medio del desierto. Y, a su alrededor, otros muchos en la industria. Marzo, abril y mayo fueron menos duros para muchos gracias a su deporte y ocio favoritos.

El aficionado consumía pádel casi a diario, no faltaba a su cita matinal con los mejores partidos de la era World Padel Tour y, sino, recurría a plataformas como Youtube para deleitarse con las mejors palas del circuito. Las reproducciones se disparaban, las comunidades virtuales crecían y el deporte, aunque desvirtuado, se mantenía vivo.

El pádel, que se veía por primera vez contra las cuerdas tras años de crecimiento inapelables, peleaba por mantener el tipo. Y lo lograría.