Salvar el Madrid y el fútbol

Si los que critican a Zinedine Zidane por sus alineaciones estuvieran en su sitio, el Madrid acabaría la temporada en Navidad. El grupo estaría con un número de lesiones insoportables y los pocos válidos estarían fundidos física y psicológicamente. Sería así en una normalidad sin virus y lo sería mil veces más con todas las nuevas dificultades nacidas por culpa de la pandemia. Los que machacan al míster francés por hacer muchas rotaciones no entienden nada de la filosofía de Zizou ni de la necesidad de salvar al Real Madrid en particular y al fútbol en general en esta época tan especial.

Recuerdo una confesión que me hizo mi compatriota pocos meses después de ser nombrado técnico del primer equipo. "Tener que dejar a Nacho o a otros en la grada cuando se matan cada día en el entrenamiento me duele en el alma", me explicó Zidane. Eso vale también, por ejemplo, para Lucas Vázquez. Otro soldado madridista fiel y útil que ha sido atacado y que, según algunos, ya no tiene sitio en este club. Pues tanto Lucas como Nacho, titulares obligatorios por las bajas, hicieron un gran partido en Milán el pasado miércoles y… ¿saben por qué? Porque Zidane les dio muchos minutos en otros encuentros para que estuvieran en la dinámica del grupo y fácilmente utilizables para cuando sea necesario. Las rotaciones no son negociables porque aseguran la supervivencia.