Subidón general tras la victoria ante el Granada en Los Cármenes

En el fútbol no hay medias tintas. Se pasa del blanco al negro con excesiva facilidad. Y todo, por la ley inexorable del resultado. Ha pasado siempre y el Real Valladolid lo está experimentando especialmente tras su nefasto inicio liguero y sus dos últimas victorias que han disparado el ánimo de todo el mundo. Cierto es que estas dos victorias no han sido casuales ni injustas. El equipo de Sergio ha hecho mucho mejor las cosas, especialmente en Granada y, por eso, ha podido ganar los partidos. Tampoco fue casual el mal inicio y el haber estado ocho jornadas sin ganar. Se cometieron demasiados errores individuales que fueron arrastrando al grupo y que llenaron de dudas la cabeza del entrenador.

Pero, afortunadamente, las cosas han cambiado para bien y se viven momentos de mayor tranquilidad y estabilidad antes de recibir al Levante. La situación y la imagen dada ilusionan y permite soñar con un triunfo ante los de Paco López para alcanzar la mitad de la tabla clasificatoria. Y ahora que el equipo ha salido de descenso, es momento de valorar algo que parecía incomprensible pero que, con el paso de las semanas, se ha demostrado que era lo más oportuno. Me refiero a la tranquilidad que todos los estamentos del club manifestaron y transmitieron cuando más nerviosos estábamos todos y los resultados no acababan de llegar. Primero transmitieron esa tranquilidad en público Miguel Ángel Gómez y David Espinar. No era fácil, pero fueron contundentes, muy contundentes. Sus palabras no sonaron a la ratificación habitual de un entrenador cuando el agua le llega al cuello. Fueron mensajes creíbles, de serenidad más que de pasividad. Y luego llegó Ronaldo de Brasil y respaldó más si cabe al entrenador y el trabajo de todos. Sergio lo agradeció y sintió un respaldo de verdad. Y los hechos les han dado la razón. Esa serenidad y confianza en momentos clave ha sido determinante para poder enderezar el rumbo y dar la vuelta a la situación. Ronaldo, Espinar y Gómez se encontraron con un sector de aficionados crítico que quería cambios, decisiones drásticas, algunos acusaron al presidente de incomprensible pasividad, pero la cúpula del club impuso lo que desde hace ya varios años es norma en el Valladolid, hacerlo todo con sentido común dando a los profesionales una dosis de confianza que no se lleva mucho en el mundo del fútbol en general. Por eso creo que es justo reconocerlo ahora.

Pero nada ha terminado. La carrera va a ser larga y difícil pero la sensación es que el equipo ha encontrado la vía buena y quiere seguir en ella. La mejoría de hombres como Bruno o Guardiola. El ilusionante rendimiento de Marcos André, ya nadie se acuerda de Budimir, el gol de Jota, la seguridad en defensa. Han ido pasando muchas cosas buenas. Ha vuelto la ilusión.