Nadal llega a tono a su peor pista
Rafa Nadal asegura desde Londres que su cuerpo está en "condiciones óptimas" para afrontar las ATP Finals a partir de este domingo. También que hizo "un buen trabajo" de preparación en el reciente Masters de París, donde alcanzó las semifinales sobre la misma superficie GreenSet sobre la que se jugará la corona de maestro. Y esas son las dos cosas más decisivas para poder competir por el único gran título que falta en su deslumbrante palmarés. Nadal se ha clasificado ininterrumpidamente durante 15 años consecutivos para este torneo, desde 2005. El récord que batió recientemente, uno más, con 790 semanas dentro del top-10 de la ATP, confirma su regularidad. Ni siquiera sus dos grandes rivales de la época, Roger Federer y Novak Djokovic, han exhibido tanta constancia. Por eso es lógico que siempre haya expedido el pasaporte para estas Finales. A pesar de ello, en muchas ocasiones no ha podido jugarlas: nueve veces sobre quince. Demasiadas. Los problemas físicos han mermado con frecuencia a Rafa, sobre todo en los últimos coletazos de la temporada.
Nadal comparece en buen estado físico, y eso ya es un gran paso que asegura su competitividad. Lógicamente, el extraño curso de 2020, con un largo parón por la pandemia, ha contribuido a esa frescura. Rafa llega en condiciones óptimas, sí, pero eso no evita el segundo hándicap al que siempre se ha enfrentado en este torneo: la superficie. Este viernes lo recordaba también en su encuentro con la prensa: "No es ideal para mi juego desde el principio de mi carrera". Efectivamente, de sus 86 títulos individuales, sólo ha ganado un torneo indoor en pista rápida: el Madrid Open de 2005, con una remontada épica y agónica sobre Ivan Ljubicic cuando los Masters 1.000 se disputaban a cinco sets. No es su mejor terreno, pero esta vez sí funcionan las piernas. Y, como siempre, la cabeza.