Vuelve el gran nueve
La suspensión, hace unos meses y a causa de la pandemia, de la entrega del Balón de Oro 2020 nos privó de ver, muy posiblemente, a Lewandowski recogiendo el trofeo máximo. Además del reconocimiento a una temporada extraordinaria del jugador del Bayern de Múnich, habría sido también un premio a la figura del delantero centro. Hay que remontarse casi dos décadas, hasta el 2002, para encontrar un nueve puro entre los premiados: Ronaldo, por su temporada en Inter y Real Madrid. Desde entonces los honores se los han llevado centrocampistas creativos y atacantes con gol —y luego, claro, esa década prodigiosa que dominaron Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Ambos jugadores proyectan sobre nuestro imaginario del talento una sombra tan amplia que era difícil que pudiera ganar alguien que "solo" hace goles.
Si no hubieran existido ni Messi ni Cristiano, Ibrahimovic se habría llevado algún honor más alto en su carrera. Su carácter altivo y su perfil de trotamundos no le han ayudado, pero ahí está, con 39 años y como máximo goleador en Italia, a un nivel espectacular que ha situado al Milan como líder. En realidad, el perfil de Ibra —alto, potente, con recursos e imaginación para explotar sus cualidades técnicas— define a un tipo de delantero centro que está en alza y que podría marcar el fútbol de los próximos años, casi como una vuelta a las esencias. En la Premier inglesa, Bamford en el Leeds United y Calvert-Lewin en el Everton se adaptan a ese perfil: lo rematan todo. En Francia algo parecido ocurre con Niane, en el Metz, y (cuando le dejan jugar) con Kean en el Paris Saint-Germain. Y por encima de ellos, claro, está el ciclón de Haäland en el Borussia Dortmund y ese olfato de depredador de dos metros.
Es un panorama que contrasta con el fútbol actual de Barça y Real Madrid. Con Luis Suárez exiliado en el Atlético, y Griezmann y Benzema en horas bajas, ambos equipos sufren para encontrar ese gol directo y oportunista que gana partidos. Les tocará espabilar, pues: el nueve es el signo de los tiempos.