El mejor coche y el mejor piloto
Lewis Hamilton ganó en Ímola, lo que casi no es noticia. Y eso se ha convertido también en una de las cruces de este campeonísimo. Como es tan bueno y tiene tan buen coche, su encadenamiento de victorias es la normalidad. La excelencia la buscamos en los valientes perdedores. Nos emociona más que Max Verstappen sea capaz de liderar la carrera después de sendos adelantamientos a los dos autoritarios Mercedes, como nos emocionó hace una semana ver a Carlos Sainz al frente en Portugal en un gran premio que acabó sexto. Estos destellos encandilan a la afición en un deporte en el que siempre ganan el mismo piloto y el mismo monoplaza.
A veces parece que Hamilton tuviera que pedir disculpas por llevar 93 triunfos, dos más que los que conquistó Michael Schumacher, o por dirigirse con pisada firme hacia su séptimo Mundial de Fórmula 1, los mismos que sumó el venerado Kaiser. El británico atará el título el 15 de noviembre en Turquía o dos semanas después en Bahréin, a lo más tardar. Le sobrarán dos o tres grandes premios. Hamilton tiene el mejor coche, sí. Por eso Mercedes sumó este domingo su séptima corona consecutiva en el Mundial de constructores. Pero también es el mejor piloto. Por eso lleva nueve victorias esta temporada, por dos de Valtteri Bottas. Y por eso le saca esa ventaja a un compañero que maneja el mismo volante, pero con bastante menos pericia.
Mientras Hamilton suma y suma, el bicampeón Fernando Alonso, ya lejos de las marcas del inglés, se pasea por el garaje de Renault, implicado en el trabajo para mejorar un coche que este fin de semana, por segunda vez en lo que va de curso, alcanzó el podio con Daniel Ricciardo al aparato. A la espera de que el reglamento iguale las monturas en 2022, esta tiene que ser la aspiración… Y ahí buscaremos las nuevas emociones.