Lopetegui, del cielo al infierno
El Sevilla llegó a Bilbao con sólo 72 horas de descanso tras su brillante triunfo en la Champions League y ejecutó una versión llena de intensidad y presión en un arranque vertiginoso. Mérito de muchos, sobre todo de Julen Lopetegui. Pero el cronómetro fue un castigo. La demostración de fuerzas duró 70 minutos. Y cuando eso ocurre no basta un 0-1 como ventaja. Y menos en el Nuevo San Mamés. Lo que pareció una exhibición de superioridad se quedó en un aviso. Los cambios minimizaron a un Sevilla que pidió la hora cuando aún quedaba demasiado.
Lopetegui pasó del cielo al infierno en minutos. Más allá del mérito de un Athletic con más esperanza que fútbol, el Sevilla sostuvo su premisa en soportes notables que se cayeron por sí solos. La mente multiplicó el cansancio físico. ¿Había más miedo que fatiga? Lo pareció. Y ese vértigo amenaza con aparecer en Nervión si el equipo no reacciona a tiempo en Liga tras estas tres derrotas seguidas. La factura de la Champions comienza a aparecer.