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El Bayern bebe y no tiene resaca

Sergio Cortina decía ayer por Whatsapp que debería existir un 'Club de damnificados por el Bayern de Munich'. Es fácil imaginarse las reuniones de ese grupo clandestino encabezadas por un Luis Suárez con capirote rojo (y sonrojo) y un banderín con el escudo de las cuatro estrellas tachado, como cuando Brad Pitt y Ross crean en Friends un grupo privado contra Rachel. Luis Suárez ha sufrido al Bayern con el Barça y con el Atlético en menos de dos meses; concretamente, ha sufrido doce goles en menos de sesenta días. Por sus pesadillas seguro que circulan berliner krapfes y bretzels de todo tipo.

Es una suerte que te toque ser aficionado y contemporáneo de un equipo que ofrece la mejor versión de un deporte. Y el Bayern ofrece estos últimos meses la mejor versión de ese monstruo totémico llamado fútbol moderno. La etiqueta siempre va acompañada de un adjetivo: verticalidad. No puedes ser representante del ‘Verdadero fútbol moderno’ (V.F.M) si no eres vertical. La clave más que en correr está en saber hacerlo, en correr bien. El Bayern corre, presiona y marca con una facilidad pasmosa. Ya ni le llega con hacerlo por la mínima, parece que necesita golear en Europa: 2-7 ante el Tottenham, 4-1 ante el Chelsea, 2-8 ante el Barca, 0-3 ante el Lyon, 4-0 frente al Atlético. Incluso los propios goles ofrecen una galería de recursos técnicos complejos.

Tolisso celebra con sus compañeros Coman y Süle su gol ante el Atlético.
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Tolisso celebra con sus compañeros Coman y Süle su gol ante el Atlético.M. DonatoGetty

Lo preocupante de este Bayern, que persigue tripletes como Pokemons, es que ni siquiera necesita ser impecable. No lo fue contra el Atlético el miércoles, partido en el que mostró deficiencias, y no lo ha sido en tantos otros encuentros. Bebe y se levanta sin resaca. Pudiese parecer que el único rival digno del Bayern a día de hoy en competiciones europeas sea el propio Bayern. Y esto no hace otra cosa que engrandecer el mérito del Sevilla, que tuvo al animal sediento contra las cuerdas. El mayor enemigo de los alemanes no es otro que el autosabotaje.