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El Giro se salva, la Vuelta ya rueda

Mauro Vegni y Javier Guillén, los directores del Giro y de la Vuelta, respiraron este martes con alivio. El italiano, porque los test PCR de la segunda jornada de reposo redujeron la sensación de caos que acechaba a la Corsa Rosa desde la semana anterior. Si no pasa nada extraño, y ahora es más difícil que pase, el Giro llegará el domingo a Milán. Y el gestor español, porque la ronda ya está en marcha. En martes, en octubre, en otoño, con medidas preventivas, sin público, con lluvia, en coincidencia con su colega de Italia… Pero ya está en marcha. Queda un camino largo hasta desembocar el 8 de noviembre en Madrid, que es el objetivo principal, pero lo importante es que los ciclistas ya ruedan. Con espíritu cholista: kilómetro a kilómetro, etapa a etapa, meta a meta… hasta la meta final.

La consumación del Tour, que se cubrió en septiembre sin alteraciones relevantes, y sin positivos entre los corredores, hizo caer al ciclismo en un estado irreal de confianza, porque el virus ha demostrado que no descansa, y ha regresado con dureza en una segunda ola que se extiende por Europa. El Giro ha vivido días de agonía tras los ocho casos de la pasada semana, pero sobre todo porque los contagios se habían colado en el pelotón. Así lo ratificaban las declaraciones de los ciclistas, que disputaban cada etapa como si fuera la última. Por si acaso. Los resultados de los controles son más tranquilizadores, con dos positivos, uno de ellos de un ciclista, Fernando Gaviria, teóricamente reinfectado, porque ya sufrió la COVID en marzo, en aquel UAE Tour que mantuvo encerrado a medio pelotón en un hotel de Abu Dabi. La Vuelta, por su parte, comenzó con dos casos previos de auxiliares del Bahrain y el Sunweb, ya apartados. Y con un importante examen en su segundo día: la etapa de este miércoles se disputa íntegramente por Navarra, una comunidad autónoma confinada. Siguiente meta.