Se complicó el grupo

Por la ausencia de una cenicienta descarada, el del Madrid puede ser considerado el grupo de la muerte. El Shakhtar y el Gladbach no son a priori aspirantes a ganar la Champions, pero sí son conjuntos que en ningún caso desentonarían en unos octavos de final. O incluso en unos cuartos. Por ello, el cuadro de Zidane debe prepararse para una liguilla sin compromisos asequibles.

Shakhtar: el talento brasileño. Mantiene el campeón de Ucrania la misma idea que en los últimos quince años: firma un nutrido grupo de brasileños en posiciones de ataque y consigue que se aclimaten precisamente por la magnitud del contingente. En la zona defensiva mantiene su esencia ucraniana, y de este modo el bloque se divide en dos partes que parecen pertenecer a equipos distintos. La delantera es capaz de inquietar a cualquiera, pero la bisoñez de su zona de contención, exagerada por el errático portero Pyatov, les ha impedido dar el salto suplementario a nivel europeo que en más de una ocasión han insinuado. Su pareja de centrales Kryvtsov-Matviienko es la misma que fue ampliamente superada en el reciente España 4-0 Ucrania. De entre los nuevos brasileños, el más destacado es el mediocentro Marcos Antonio.

Romelu Lukaku.

Inter: segunda apuesta de Conte. Tras perder la final de la Europa League y quedarse a solo un punto de la Juventus, el técnico se planteó dimitir. No se sentía suficientemente respaldado y exigió un esfuerzo más a su club para poder asaltar los títulos con mayores garantías. Recibió una respuesta positiva y se quedó. Desde entonces han llegado Achraf, Kolarov y Arturo Vidal, ha regresado Perisic y no se ha marchado Lautaro. Parece pues un proyecto mejorado, en el que los goles de Lukaku y el dinamismo de Barella volverán a liderar al equipo. Tres centrales, carrileros profundos, mucha energía en el medio y una pegada descomunal arriba: la receta conocida de Conte.

Gladbach: un equipo de ritmos altos. Marco Rose, el entrenador del Borussia, se formó como entrenador en la factoría Red Bull. Lo hizo en Salzburgo, pero allí aprendió la metodología que también usa el Leipzig. Presión intensa, atrevimiento a la hora de verticalizar con muchos hombres y una circulación de balón frenética. Sus atacantes son balas: Pléa, Thuram y Embolo destacan por su potencia corriendo al espacio. La osadía, a veces exagerada, puede penalizarles, pero incluso el Bayern de Flick perdió contra ellos en diciembre.