La pasión se llama Rossi

He conocido bastantes pilotos que han retrasado su retirada más de lo necesario. Suele ocurrir porque les cuesta admitir que han dejado de ser competitivos, así que pudiendo todavía ganar, ¿por qué abandonar las carreras? El día que son conscientes de que su tiempo de gloria pasó, por lo general deciden pasar página y a otra cosa. Con este planteamiento tan frecuente, nunca habría apostado por continuar viendo a Valentino Rossi en las pistas a estas alturas de su trayectoria deportiva. Pensaba que asimilaría su declive y que, cuando lo hiciera como tanto otros, se dedicaría a gestionar su propio equipo o a tomar el sol en alguna isla paradisiaca. Me equivoqué. No sólo no se ha marchado, es que incluso piensa continuar en MotoGP al menos un año más.

Su entrega es una de las exhibiciones más clamorosas de pasión por el motociclismo que han existido en la historia. Rossi sabe hoy con certeza que difícilmente volverá a ganar no ya un título, siquiera una carrera. Lo comprueba domingo a domingo desde hace tiempo, cuando no era Márquez fue Lorenzo, después Viñales o Dovizioso y ahora Quartararo, Morbidelli, Oliveira o Binder. Sí, claro, puede ocurrir que en un gran premio se alineen los astros y llegue ese triunfo, uno más en su vida. ¿Es suficiente para seguir jugándose el tipo? Para la mayoría yo diría que no, pero también en esto ‘El Doctor’ es diferente, especial, y hay que valorar en su justa medida semejante entrega. Si llega esa anhelada victoria será un regalo del que todos nos congratularemos.