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Suárez llega con sangre en el ojo

El camaleón uruguayo. Vamos teniendo la mala costumbre de quedarnos con la última foto y conviene mirar en perspectiva. Luis Suárez es un fichaje colosal para el Atlético, porque el precio es una broma, porque se erige como bandera del nuevo proyecto y, de paso, libera de presión a João Félix. El charrúa ya asumió el estrellato con naturalidad en el Liverpool. Suárez es un camaleón, que puede jugar con compañeros de ataque de perfiles diferentes y en diversos sistemas, como demostró en el Ajax, en el Liverpool, en su selección y, por supuesto, en el Barcelona. En las últimas siete temporadas no ha bajado nunca de los 25 goles ni de los diez pases de gol entre todas las competiciones. Si Simeone le ha pedido con insistencia, que sea flexible para que sus estrellas brillen cerca del área rival.

El orgullo herido. Puede que el estado de su rodilla, que ha sido examinada a fondo, pueda generar dudas con la carga de trabajo que suele meter el Profe Ortega, pero el afán de revancha, las ganas de reivindicarse y ese amor propio tan intransferible dotan a su fichaje como el más interesante de todos los que han acontecido en el mercado español este verano. Iván Zamorano le solía llamar a eso “jugar con sangre en el ojo”, que es una manera gráfica de expresar las ganas de demostrar al Barcelona que su ciclo no se conjuga en pasado, que aún queda mucho fútbol y muchos goles en esas botas y que saber levantarse de las adversidades forma parte del recorrido de los elegidos. He apostado que supera los 20 en las tres competiciones.

La orfandad de Messi. Leo no quiso faltar a la despedida de su mejor compañero, pero, en frío y con toda crudeza, quiso dejar claro en sus redes sociales que su amistad con Suárez iba a ser para toda la vida, mientras que su relación con Bartomeu va a ser sencillamente irreconducible. El argentino ya no se muerde la lengua y cuesta creer que ese desapego no vaya a afectar a su fútbol, sobre todo, viendo como el Barça, fruto de su nefasta gestión económica, se está descapitalizando de jugadores. Tiene toda la pinta de que su plantilla no va a mejorar lo que tenía la temporada pasada y Koeman no lo va a tener nada fácil para resucitar al equipo con el permanente ruido de sables en la zona cada vez menos noble del club azulgrana.