El mundo de Roncero

El Madrid es mi razón de ser y la de millones de aficionados en todo el mundo. Cargamos una mochila maravillosa con 13 Copas de Europa y 34 Ligas. La vida sigue siendo blanca y bella...

Autor: Tomás Roncero

EL MUNDO DE RONCERO

El partido más triste para Di Stéfano

El 13 de septiembre de 1964, hace 56 años, 'La Saeta', recién fichado por el Español, se enfrentó al Real Madrid en la primera jornada de Liga.

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Alfredo Di Stéfano, con la camiseta del entonces Español, contempla cómo un compañero remata ante Araquistain.

Di Stéfano lo fue todo para el Madrid durante once maravillosos años (1953-64), en los que dibujó la primera gran página de la historia del club conquistando cinco Copas de Europa seguidas, añadiendo en su increíble tarjeta individual 307 goles en los 396 partidos que jugó. Pero el 27 de mayo de 1964 el campeón español perdió la final de la Copa de Europa ante el Inter (3-1) en Viena y al regreso Miguel Muñoz decidió dejarle fuera de la lista para un partido de Copa del Generalísimo con el Atlético de Madrid. El enfado de Di Stéfano fue monumental y Santiago Bernabéu, que fue quien lo fichó y que siempre le tuvo como su gran valedor, apoyó con firmeza al técnico para demostrar que en el Madrid las jerarquías se respetan. Bernabéu llegó, incluso, a ofrecerle un puesto en la secretaría técnica del club. Di Stéfano se sintió ofendido porque consideraba que aún le quedaba mucho fútbol en sus botas, a pesar de que ya tenía casi 38 años (los cumpliría el 4 de julio).

Desairado y herido en su orgullo, Alfredo se fue del Madrid y fichó por el Español. El cruel destino quiso que la primera jornada de la siguiente Liga fuese un Español-Madrid en Sarrià, justo un 13 de septiembre. En España no se hablaba de otra cosa. ¡Di Stéfano contra el Madrid! Ello hizo que se televisase el partido en directo para todo el territorio nacional (a las 6 de la tarde, como relató Alfredo Relaño en El País). Di Stéfano estuvo gris y no pudo evitar el triunfo sólido y justo de su exequipo. Dos golazos de Puskas decidieron un partido en el que el argentino se mostró nervioso e impreciso. Fue el partido que seguramente jamás hubiera querido jugar. El partido más triste para La Saeta.