Fue un día como el de hoy, 23 de agosto. Año 1997. El Barça de Van Gaal venía de ganar la Copa del Rey (al Betis, en la prórroga). El Madrid de Capello (se fue ese mismo verano al Milán por sus diferencias con Lorenzo Sanz) había conquistado una Liga heroica ante el Barça de Ronaldo Nazario, Figo y Rivaldo. El crack brasileño dejó el Barça ese verano (se fue al Inter) y el Madrid contrató a Jupp Heynckes para su banquillo. Ello provocó un cambio climático en el puente aéreo. El Barça ganó la ida en el Camp Nou por la mínima (2-1).
Pero esa exigua diferencia fue pulverizada en la vuelta del Bernabéu. Un Madrid ilusionado e ilusionante. Jugó de salida con Cañizares; Panucci, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Seedorf, Guti, Ze Roberto; Raúl, Suker y Mijatovic. El Barça oponía un once teóricamente poderoso, sobre todo arriba: Hesp; Ferrer, Abelardo, Reiziger, Sergi; Guardiola, Amor, Giovanni; Figo, Rivaldo y Anderson. Antes del descanso la lata se abrió con un gol de Raúl, tras asistencia magnífica de Karanka (“es el día más bonito de mi vida”, declaró después el central vitoriano). Tras el descanso fue Zé Roberto el que asistió al canterano, de nuevo letal ante el gol. En plena hemorragia de fútbol y con un Bernabéu entregado, Mijatovic puso el 3-0, con media hora por delante. Entre olés y regodeos desde la grada llegó el 4-0, obra de Seedorf tras pase de Mijatovic. Giovanni apenas pudo maquillar la deshonra azulgrana.
Ese Madrid triunfal puso esa noche la semilla de lo que nueve meses después sería el equipo que ganó la Séptima ante le Juve de Zidane, cerrando un agujero de 32 años sin ganar los blancos la Copa de Europa. Esa noche de verano empezó todo. Guardiola, Figo y Rivaldo puede dar fe de ello. La portada de AS fue muy gráfica: ¡Vaya baño!
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