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RAÚL ROMOJARO

El otro gran riesgo para los pilotos

El otro gran riesgo para los pilotos

Los objetivos de todos los pilotos, de cualquier especialidad, se encuentran siempre condicionados por el riesgo de lesión. Viven con la amenaza permanente de un accidente, una caída, que les aparte de los circuitos durante un tiempo y complique sus ambiciones. Están, por tanto, acostumbrados a tanta tensión y su gestión, nada sencillo por lo imprevisible de tales circunstancias. En estos tiempos, además, se enfrentan a la misma incertidumbre que el resto de la humanidad: la posibilidad de contagio de la COVID-19. Un peligro añadido que ya afectó semanas atrás a Checo Pérez en la Fórmula 1 y ahora a Jorge Martín en el Mundial de Moto2. En el caso del español, con el agravante de que su baja obligada penaliza sus opciones en la lucha por el título en la que se encuentra inmerso.

Ni que decir tiene que todos debemos cuidar la salud como una cuestión prioritaria, nada tiene sentido si nos falta. En el caso de los deportistas, de los pilotos, al margen de los riesgos propios de un contagio de coronavirus se añaden las enormes complicaciones que acarrea para su actividad. Son jóvenes y fuertes, en principio ajenos a consecuencias graves por la enfermedad, no así a los efectos irreversibles que pueden sufrir sus aspiraciones en la competición. Parece claro que el control en la burbuja de los campeonatos es de enorme eficacia, el problema llega cuando los protagonistas la abandonan en los parones entre grandes premios. Deberían, por tanto, extremar las precauciones en esos momentos, no hacerlo les coloca en una posición muy delicada: ellos no pueden decir en el trabajo que se toman dos semanas de cuarentena y ya se pondrán al día con sus tareas al regreso. El éxito no entiende de bajas médicas…