Messi ingresa en el redil de Koeman
Después de un par de días hueveando con el PCR (ayer por la mañana nadie sabía en el Barça si lo había pasado o no), Messi se presentó en Sant Joan Despí para ponerse a las órdenes de Koeman. Ahora le toca a éste manejar a un jugador que alardea de descontento y que no es cualquiera. El propio Koeman, que le visitó en su casa para el primer contacto entre ambos (toda una entrega de autoridad), dijo que le veía como la piedra angular de su proyecto... tras lo que Messi deslizó que se veía más fuera que dentro. Luego, ya saben, Koeman le dijo a Luis Suárez, el cuate de Messi, que no contaba y llegó la reacción del burofax.
Todo feo. Un personaje del mandarinato del fútbol, al que el caso ni le iba ni le venía, me comentó que aquello lo veía muy chapucero como para que hubiera un club serio detrás. Y que Messi es un cinco estrellas manejado por gente de quinta división. Ya se vio en lo de Hacienda y se ha visto en esta estrategia loca del burofax, que no le dejaba a Bartomeu más remedio que responder con un litigio en el que no tenía nada que perder. Mejor hubiera sido urdir una salida razonable al City. Alguien habló de cien millones, Gabriel Jesús, Eric García y Angeliño. Con eso el Barça hubiera podido iniciar una interesante reconstrucción.
Al final lo que queda es una salida de caballo inglés con parada de burra manchega, una tormenta en un vaso de agua que amargó semana y media al mundo culé. Se lo perdonarán, espero, como le perdonó en su día el madridismo a Hugo Sánchez aquel amago de espantada que, mutatis mutandis, vino a ser lo mismo. Pero no dejo de percibir que algo se ha roto en el incomparable encantamiento que unía a Messi con el barcelonismo. Ahora llega la verdad dura del entrenamiento de cada día y del partido a partido en busca de la copa linda y deseada. Una rutina que pondrá a prueba la mano de hierro que se le supone a Koeman.