Cuando parecía que se iba a quedar en la Real Sociedad, donde Odegaard demostró estar hecho ya como futbolista, el Madrid y Zidane convencieron al noruego de que le necesitaban. A pesar de la elevada nómina de centrocampistas que tiene en el equipo, el entrenador asumió que le faltaba un jugador de las características de Martin, intuitivo y rápido en la creación de peligro, de fácil asistencia y frecuente llegada. Con su calidad, no es difícil imaginarle liderando el inicio del ataque blanco, palabras mayores, pero para lograr ese reto hay que jugar muchos partidos y quitándole el sitio a alguno de los titularísimos los últimos años..

Esa es la llave que debe activar el entrenador, darle a un chico de veintiún años la manija del juego. Porque si, por los galones del vestuario, por las malas caras de los veteranos o por desconfianza, Zizú no le da un papel importante al chaval, corre el peligro de que se atasque su progresión. No podemos decir que potenciar la carrera de los jóvenes sea uno de los fuertes del técnico francés, Reguilón o Ceballos tuvieron que irse para crecer y Vinicius o Jovic han jugado mucho menos de lo esperado. Con Odegaard tiene que ser diferente: si no juega con regularidad y no tiene un papel importante su regreso habrá sido precipitado. Ha venido para avanzar de pantalla, si Zidane le da el pase.