NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA
Actualizado a

Novak Djokovic se coronó el sábado en Cincinnati y empató con Rafa Nadal a 35 títulos en Masters 1.000. El español no pudo hacer nada por evitarlo, porque lo vio a más de 6.000 kilómetros de distancia, después de haber decidido no cruzar el charco para jugar en la minigira estadounidense que continuará desde este lunes con el US Open. La pandemia todavía golpea fuerte y no todo el mundo se siente a gusto lejos de sus dominios. Este mismo domingo se anunció la baja de Benoît Paire por un positivo con coronavirus en Nueva York. El patógeno no hace distinciones. Djokovic, que ya ha pasado la enfermedad tras su loca participación en el Adria Tour, ha podido viajar más tranquilo. Está en su derecho. Igual que lo están quienes han preferido quedarse en casa a la espera de tiempos favorables.

Las celebraciones del US Open y de su telonero Cincinnati son una buena noticia para el tenis, que regresa al máximo nivel internacional, pero no es un retorno pleno, porque no ha conseguido una respuesta unánime de las mejores raquetas. Este fin de semana pudimos presenciar el Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1 y el arranque del Tour de Francia, con la presencia de las estrellas de sus deportes. No será así en Flushing Meadows. Entre renuncias y lesiones, en el cuadro masculino faltarán tres jugadores del top-10 y nueve del top-50, entre ellos Nadal, Federer y Wawrinka. En el femenino, la limpia ha sido mucho mayor, con seis bajas en el top-10 y trece en el top-50, entre ellas la vigente campeona, Andreescu, y las dos primeras del escalafón mundial, Barty y Halep. Ante este panorama, los vencedores del US Open 2020 figurarán inevitablemente con un arterisco en el palmarés. Esos ganadores podrían argumentar que ellos no tienen la culpa de las ausencias de los demás. Y tendrían razón. Pero a nadie se le escapa que este Grand Slam de la pandemia se ha convertido en un Little Slam.