Con el título de Liga en la buchaca y tres semanas de relax toca volver al tajo en una temporada en la que la ilusión no la puede traer el dinero. El buen trabajo de las últimas campañas permite seguir contando con un montón de talento sin la necesidad de gastar un euro, aunque Zidane va a tener que exprimir sus cualidades como entrenador de máximo nivel para solventar las dos posiciones en las que la plantilla se puede quedar corta: un reemplazo para Casemiro y un delantero capaz de tomar el relevo de Benzema cuando el francés necesite un respiro. Con la ilusionante llegada de Odegaard, la operación salida en marcha y Bale consciente de que si se queda sus fines de semana serán de golf y no de fútbol, la otra gran obsesión del técnico madridista tiene que ser que Hazard sea capaz de acercarse con regularidad a su máximo nivel. El belga ha aparecido en alguna fotografía veraniega con una tripilla impropia de crack y necesita ser consciente de que el Madrid no suele dar segundas oportunidades si no ve el escudo de la camiseta empapado de sudor.

En una temporada de cinturón ajustado, la tropa de Zizou sigue entre los grandes favoritos para pelear por todos los títulos por el gen competitivo que viene de serie y la mezcla de juventud y veteranía de una plantilla que, aún sin fichajes, sigue siendo una de las más potentes del continente.