Raúl oposita a Molowny del Siglo XXI
El Madrid cantó las diez de últimas de la temporada oficial con el título de Europa de Juveniles, una perla que mejora el balance del año, en sí estimable, con LaLiga y la Supercopa de España. El título llega ante el Benfica, una vieja marca europea, un club que amargó al Madrid en los primeros sesenta. Dos veces le marcó cinco, con el temible Eusebio a la cabeza. Ayer, por ratos, el Benfica fue mejor. El Madrid ganó la final sufriendo y con suerte, que es como mejor saben. El Benfica se marcó un autogol, falló un penalti y reventó un balón en el larguero al borde del final. Hubo ratos de angustia para el Madrid, compensados al levantar la copa.
Un buen equipo este Madrid, que Raúl ha tomado de su mano una vez que su entrenador de todo el curso, Poyatos, fue contratado por el Panathinaikos. Raúl ha afrontado esto con el juvenil que encontró más algunos que ya tenía en el Castilla, y ha hecho un equipo ágil y atento, en el que brilla sobre todo Sergio Arribas, un zurdo cuyo juego evoca algo al de Silva. En el cruce de caminos llama la atención el mando de Blanco, y el portero, Luis López, tiene estatura y rapidez para ir abajo. Su parada en el penalti fue tremenda. Pero todo el Madrid ha hecho una buena copa, con la mancha ayer de flojear el centro de la defensa en los centros cruzados.
Una buena nota para Raúl, que en su primer año en el Castilla estuvo ni fu ni fa. Este título europeo da un repentino empujón a su carrera, todavía en los inicios. A los que conocimos el papel de Molowny, jefe de la cantera y entrenador de socorro en emergencias (después, aunque durante menos tiempo, cumplió ese papel Del Bosque) no nos cuesta imaginar así el futuro de Raúl. Tiene incorporada la esencia del club hasta el mismo punto que la tuvieron aquellos y vale para imponer el mismo troquel, que tan buenos resultados dio. La cantera ahora es un negocio menor, que da dinerillo, pero no jugadores, y eso lo podría revertir él.