El Elche vuelve a Primera en ‘foto-finish’
Cuando empezaba a saber yo lo que era el fútbol apareció por primera vez el Elche en Primera, en circunstancias muy comentadas. Con César, aquel divino calvo de la delantera del Barça que cantó Serrat, como entrenador-jugador. De su mano subió el Elche de Tercera a Primera (no había Segunda B) en dos temporadas. El capitán era el lateral Quirant, uno de los que siete años atrás crearon una cooperativa para salvar al club, arruinado y en Regional. Lo hacían todo: sembrar, pintar las rayas, barrer las gradas, atender la taquilla... Cuando hubo beneficios votaron con qué porcentajes repartirlos, según méritos.
Aquella fue una aparición llamativa subrayada por la originalidad de su uniforme, un guiño ecologista ‘avant la lettre’. Aquel ascenso fue el pórtico de un tiempo de gloria, con buenos equipos sucesivos: uno con abundancia de paraguayos, técnicos y bravos (Lazcano, Re, Romero...), y el hondureño Cardona; le sucedieron canteranos que frecuentaron la Selección, los Asensi, Canós, Lico, Marcial y Vavá, que ganó un Pichichi; más tarde, argentinos, con los que Rubén Cano llegó a España. Luego alternó la Primera con la Segunda y hasta le tocó el difícil pozo de Segunda B. Ahora vuelve, de nuevo en dos brincos, y de forma agónica y rocambolesca.
Entró en la fase de ascenso en ‘foto finish’, con el penalti-VAR sufrido en Riazor por el Fuenlabrada, que devolvía al Elche a la sexta plaza. Luego, ha repetido en las dos eliminatorias el 0-0 en casa y el 0-1 fuera. En Zaragoza el gol lo hizo Nino, con 40 años ya cumplidos; el de anoche llegó en el 96’, de nuevo en ‘foto finish’, en cabezazo de Pere Milla que culminaba un curso cargado de sobresaltos. Quinto por la cola en presupuesto, siempre al límite para cumplir el control de LaLiga, se planta en Primera junto a Huesca y Cádiz. Milagro colectivo en el que sobresale un nombre, el del animoso Pacheta, cuya no continuación sería un error dramático.